Movimientos bruscos

Los altibajos, que en algunos casos son auténticas turbulencias, se han convertido en la razón de ser del mercado de renta variable en las últimas sesiones, hasta el punto de que son numerosos los inversores particulares que han decidido hacerse a un lado hasta que tenga lugar el vencimiento de los contratos de opciones y futuros de este mes.

Las operaciones de arbitraje entre mercados hicieron crecer el volumen negociado en acciones hasta alcanzar los 3.836,26 millones de euros en el mercado continuo. Descontando las operaciones institucionales, con precios pactados, se movieron 3.056,82 millones de euros, de los que el 80% se negoció entre 10 valores.

El Ibex 35 terminó la sesión con un descenso del 0,18% y por debajo de los 10.500 puntos, un nivel que, sin ser determinante en los análisis técnicos, empieza a hacerse valer en términos psicológicos. A lo largo de la sesión, el Ibex 35 llegó a subir el 0,14% y a caer el 0,49%, sin que las alternativas que motivaron esas variaciones tuvieran como base algún dato o hecho concreto.

La publicación del IPC del mes de noviembre, que deja la tasa interanual de inflación en el 3,4%, pasó inadvertida en el mercado, sobre todo ahora que la subida de los tipos de interés por parte del BCE puede restar algunas presiones de los precios en el futuro.

Tampoco el IPC estadounidense consiguió una respuesta clara en la Bolsa de Nueva York, tal vez porque resultó demasiado sorprendente y ningún análisis recogía la posibilidad de que los precios registraran la mayor caída en más de 50 años. Junto con ese dato llegó el índice de actividad de la industria manufacturera del Estado de Nueva York, que subió casi seis puntos, cuando los analistas esperaban un descenso de cerca de cuatro.

El índice Dow Jones de valores industriales no lograba definir una tendencia clara a media sesión y subía el 0,07%, con lo que mantenía una ganancia del 1% en el cómputo anual. Para algunos observadores pudo ser el aumento en el dato semanal de peticiones de subsidio de desempleo, también desviado de lo que esperaban los analistas, lo que pudo enfriar los ánimos en el mercado y, de paso, afectar al cierre del conjunto de los mercados de valores europeos, que terminaron con movimientos insignificantes.