La violencia racista se extiende por varias playas de Australia

El primer ministro australiano, John Howard, llamó ayer a la tolerancia entre los grupos étnicos y religiosos de su país tras la segunda noche de violencia racista desatada en varias playas de la bahía de Sidney. La tensión racial se disparó el domingo en la playa de Cronulla cuando unas 5.000 personas, algunas de los cuales entonaban cánticos racistas, atacaron a jóvenes de familias procedentes de Oriente Próximo. Los disturbios se originaron tras una agresión a varios vigilantes de la playa ocurrida la semana pasada.

La violencia se extendió ayer a otras playas de Sydney, como la de Maroubra, donde grupos de hombres armados con bates de béisbol causaron daños a un centenar de vehículos. En la playa de Botany Bay unidades policiales antidisturbios se enfrentaron con centenares de personas. La policía informó de que un joven había siso apuñalado por la espalda en un incidente aparentemente racista.

Una muchedumbre de jóvenes ebrios, algunos de los cuales enarbolaban la bandera australiana, se abalanzó el domingo contra grupos de personas de origen árabe al grito de "¡No más libaneses!". Más de 20 personas resultaron heridas y un total de 12 fueron detenidas.

"Atacar a las personas por su raza u origen étnico es inaceptable y es algo que debe ser repudiado por todos los australianos, independientemente de su origen o de su adscripción política", advirtió ayer John Howard, primer ministro australiano en una conferencia de prensa.

La policía aseguró que grupos de neonazis y racistas blancos incitaron a la violencia a una masa de personas ebrias en la playa de Cronulla. "Parece que se trata de grupos racistas blancos que no tienen cabida en la sociedad australiana. Estas personas parecen haber salido del Berlín en 1930 y no de Cronulla en 2005", afirmó Carl Scully, ministro responsable de la policía del Estado australiano de Nueva Gales del Sur.