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Entrevista:LEONOR WATLING Y ALEJANDRO PELAYO | Cantante y pianista

"Para nuestras canciones, uno tiene la gasolina y otro prende fuego"

Desprenderse de las etiquetas lleva su tiempo. Marlango está a un paso de dejar de ser "el grupo de la actriz Leonor Watling" a medida que su ecléctica legión de fans crece. Concierto a concierto pulen canciones, ganan electricidad y rezuman complicidad. A su envite de jazz ya ha respondido el público comprando más de 30.000 copias de su segundo disco, Automatic Imperfection (Subterfuge, 2005). El Teatro Cervantes de Málaga -lleno, como toda la gira- disfrutó esta semana de dos horas de concierto en los que la cantante se desenvolvió con más soltura que antaño entre gritos castizos y piropos de una audiencia entregada. Justo antes del concierto, el trío (Watling, el pianista Alejandro Pelayo y el trompetista Óscar Ybarra) comentó en camerinos sus obsesiones vitales y musicales. Tras las Navidades, su próxima cita sureña será Almería.

"Si el público es bueno es alucinante, bestial, pero si es más frío, te agotas muchísimo"

Pregunta. La puesta en escena de Marlango ha perdido sobriedad y efectos de luces acompañan a unas canciones con potentes bajo y batería. Parece que se han soltado el pelo.

Alejandro Pelayo. Estando de gira nos importa mucho la conexión con la gente, su energía, y que el teatro esté lleno. Es una pauta para las canciones entre los seis músicos y el espectador. Pretendemos hacer algo con nuestros dos discos que pase sólo una noche.

P. ¿Cómo nacieron los temas de Automatic Imperfection?

Leonor Watling. El núcleo somos Alejandro y yo.

A. P. Nace del desencuentro entre el piano y la voz. Uno tiene la gasolina y otro prende fuego, es cuestión de combinarlas. Y luego entra Óscar con la trompeta. La parte buena de grabar el disco es que dejamos abierto cualquier posibilidad sonora para experimentar, y la parte mala es que tienes que escoger las canciones que van y eliminar el resto, aunque para explayarse ya están los conciertos.

P. El repertorio mantiene la línea del éxito logrado con su álbum de debut.

A. P. Hay de todo. Automatic Imperfection por ejemplo salió en el mismo estudio, y otras tienen más recorrido y les sacas más significados. Escuchas y atiendes a sugerencias, quitas la voz, metes recursos electrónicos...

L. W. Partimos siempre de lo que hemos grabado y sobre eso vas cambiando. Hay canciones muy elásticas y vivas, otras en cambio se vuelven muy pequeñas y casi se pueden hacer suspirando.

P. ¿Cómo han recibido las críticas de este segundo álbum?

A. P. Todas las opiniones son válidas y hay tantas como personas. Si atiendes a todas te vuelves loco, pero si no atiendes a ninguna no tienes una percepción real. Desde que sacamos el primer sencillo, nos hemos sentido muy respetados.

L. W. La mayoría de las críticas han sido excelentes, pero las que no son buenas, sí son respetuosas. Siento que se lo han tomado en serio, y eso es muy bueno.

P. ¿Y qué tal su regreso al Teatro Cervantes?

A. P. Condiciona, porque es un escenario muy bonito que ya conocíamos del año pasado, y sales muy relajado, con muchas ganas de disfrutar.

P. Da la sensación de que usted ha copado más portadas que con ninguna de las películas que ha protagonizado.

L. W. Va por rachas, y ahora ha coincidido con la película Malas temporadas. Estrenas y haces cuatro películas, pero cuando estás rodando más, se te acercan para decirte: No te veo. ¿Ya no estás trabajando? (Ríe).

P. ¿Qué aprenden de gira?

A. P. No sabes muy bien lo que está pasando, pero cuando paras unos días entre concierto y concierto te llega un aluvión de cosas. Es como si fueras recogiéndolas sin darte cuenta de que las estás asimilando.

P. Cierta crítica les acusaba de mostrarse fríos sobre el escenario...

L. W. Estar tan abiertos tiene dos partes. Si el público es bueno es alucinante, como en el Palau de la Música de Barcelona. Tú le das todo lo que tienes y es bestial. Pero si es mucho más frío, te agotas muchísimo. Sería más fácil que todo te diera igual, pero nunca es así...

P. ¿Les preocupa la actual crispación política?

A. P. La clase política que tenemos me parece muy mejorable en general.

L. W. Esta cosa de ponerse a gritar no la entiendo, aunque me haga gracia... bueno, voy a parar (se corrige, pero prosigue)... Hay una frase de Savater que se puede aplicar a este país desde hace mucho tiempo... Lo que no es ilegal, la gente cree que es obligatorio. Si despenalizas el aborto, todo el mundo piensa que debe abortar.

A. P. Esto es el fin del mundo, dicen. Pienso que la clase política es patética y que deberían estar más cerca de lo que le preocupa a la gente.

L. W. Yo no creo que sea patética, y creo necesario que se discuta, se hable, y que vengan al Congreso. Pasó con el plan Ibarretxe, el Estatut, ¿qué hay de dramático en eso? Eso es la democracia. De todos modos, me parece un gran paso que el grupo político que consideraba que las manifestaciones en la calle eran actos absurdos, se haya dado cuenta de que ir a la calle es una de las maneras que hay en democracia de expresar tu opinión... soy muy positiva.

P. Apoyan la campaña contra las armas de Intermón Oxfam.

A. P. Intentamos llegar a un millón de firmas para imponer un control sobre de armas.

L. W. Que una mina vendida por España te reviente una pierna me parece injusto. Para comer primero hay que estar a salvo.

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