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Banyoles combate la 'guetización' de un barrio de inmigrantes prohibiendo abrir más comercios

El Ayuntamiento pretende favorecer que los extranjeros salgan de su aislamiento

El Ayuntamiento de Banyoles (Pla de l'Estany) quiere evitar que el barrio de La Farga, donde se concentra buena parte de la población inmigrante del municipio, se consolide como un gueto que ya resulta imparable desde el punto de vista demográfico. Una de las medidas, aprobadas recientemente por el pleno municipal, consiste en una modificación de la regulación de los usos del Plan de Ordenación Urbana, que desde ahora impedirá que cualquier ciudadano, inmigrante o no, pueda instalar nuevas tiendas, bares, bazares, locutorios, restaurantes o mezquitas en el barrio.

El objetivo de esta medida pionera es que los establecimientos regentados por inmigrantes se abran en otras zonas de la ciudad para evitar que la actual dinámica comercial acentúe "el carácter cerrado y ajeno al resto de la ciudad" de este barrio.

El barrio de La Farga, en el que existe una proporción de población de origen extranjero que supera el 60% -principalmente de Gambia y Marruecos-, queda también muy desligado de la trama urbana porque está rodeado de áreas industriales. Se trata de una gran manzana de edificios en cuyo interior se encuentra la plaza de la Pau. "Intentamos que los vecinos de La Farga salgan de su aislamiento y se vean obligados a ir a otros lugares de la ciudad para hacer gestiones necesarias", explica Jaume Butinyà, concejal de Urbanismo. Coincide en esta necesidad Maria Farré, presidenta de la asociación de vecinos del barrio: "Creo que no es bueno que para ciertas mujeres la ciudad se reduzca a La Farga. Muchas de ellas permanecen durante meses sin salir de una área que no supera el kilómetro cuadrado de superficie". Maria Farré considera, a título personal, que la medida del Ayuntamiento es acertada, aunque teme que alguien pueda tildarla de racista. "A mí me gusta la diversidad, el contacto con la inmigración me enriquece, pero creo que la saturación de un mismo tipo de bares o tiendas nos perjudica a todos", señala.

Bakari, un gambiano que regenta una carnicería en la zona, considera positiva la medida. "Es bueno que la gente se mueva y circule por la ciudad". También cree que hay que romper con el hecho de que cuando un inmigrante busca piso o local en Banyoles, todos le digan que el único sitio donde puede encontrarlo es en La Farga. Sakoli, otro gambiano que lleva 25 años en Banyoles y se expresa en un perfecto catalán, cree que la medida no será efectiva y quienes intenten abrir un local fuera del barrio tendrán que cerrar por falta de clientes. "Aquí viene mucha gente de toda la comarca los viernes, van a la mezquita y después aprovechan para hacer sus compras". Este propietario regenta un local en el que, en un cierto desorden, se venden cereales, cuscús, té, lanas de colores y cintas de casete. El Ayuntamiento le hizo cerrar un locutorio anexo a la tienda porque no tenía permiso de apertura.

El barrio fue construido atendiendo a criterios especulativos. En los años setenta acogió a los inmigrantes españoles y a mediados de los ochenta empezaron a llegar inmigrantes de origen magrebí y subsahariano. La modificación del Plan General advierte que La Fraga "es uno de los sectores donde se hace más necesaria la actuación de las administraciones competentes en materia urbanística y socioeconómica, no tanto por estar presentes unos determinados niveles de conflicto, como por el acentuado y progresivo proceso de guetización". El barrio de La Farga aspira, con un ambicioso programa de integración, a conseguir también las subvenciones para la ley de mejora de barrios de la Generalitat.

Negocios de mala calidad

El consistorio constata que los actuales comercios que se han abierto en la zona -siempre de una misma tipología- son de muy baja calidad, ofrecen mala imagen y algunos de ellos han requerido la intervención de la Generalitat para resolver problemas sanitarios. Se trata de bares, locutorios o tiendecitas en las que, según el informe consistorial, "se da una fuerte banalización del producto comercial a causa de la poca atención que se dedica a su gestión". Esta situación conduce, según el Ayuntamiento, "a una espiral negativa que tiende a acentuar la degradación general del barrio". Por lo que respecta a las actividades ligadas a la inmigración extranjera, además de un buen número de bares, en el barrio hay tres locutorios, tres carnicerías islámicas y cuatro comercios de alimentación general de países africanos.

Todos los grupos municipales votaron a favor de la modificación del Plan General. Tras ser sometido a un periodo de alegaciones durante un mes, el plan podría entrar en vigor en el primer trimestre del año próximo.

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