El imán que embrujó al público
La película 'Camarón, un mito' atrae a las salas al público gitano
La fuerza de los mitos provoca en ocasiones un vuelco en las costumbres. Camarón de la Isla, icono y primera referencia para la mayoría de aficionados al cante jondo, ha hechizado esta vez los cines en lugar de los tablaos. La película dirigida por Jaime Chávarri recrea la biografía del cantaor gaditano, ha atraído a un público gitano y maduro, lejano del espectador tradicional, y ha roto las taquillas al recaudar 2,5 millones.
"Estábamos fritos porque saliera. Hacía veinte años que no pisaba un cine, desde que el antiguo Las palmeras valía 200 pesetas. Pero es que Camarón no tiene fin, es como la biblia, que siempre le sacas nuevos versículos". Manuel Utrera, vecino de la barriada malagueña de Cruz Verde, se toca su luminoso medallón al cuello mientras cuenta que esperaba con impaciencia el estreno y que nadie en su entorno ha faltado a la cita con "el más grande". El multicine al que acudió con toda su familia es el cercano La Rosaleda, y su gerente, Javier López, destaca el aluvión de público que acudió nada más estrenarse la cinta. "El primer fin de semana se agotaron todos los pases. El público gitano se entregó, y en ocasiones les oía cantar, salvo cuando acudían los patriarcas, que imponían respeto y entonces el silencio era sepulcral", cuenta.
La película se exhibía hasta el pasado viernes en 140 cines de todo el país, y más de medio millón de espectadores han acudido a una cita para muchos religiosa. Andalucía ha sido la comunidad, con gran diferencia, que ha contado con mayor número de copias (46) y con la recaudación más alta: 852.820 euros. "En la sala había de todo: payos, gitanos, rusos y hasta negros", bromea Utrera, quien revela que recientemente acudió "de peregrinación" a la venta Vargas, donde José Monge se arrancó por sus primeros cantes.
Ricardo Gil, director de márketing de Cinesa, inauguró los primeros multicines de la Bahía de Cádiz, Bahía Sur, justo cuando el cantaor isleño acababa de fallecer en 1992, y presenció el dolor de sus fervientes seguidores. "Para el público gitano es una especie de Dios. Han acudido en masa, pero sobre todo ha venido un espectador maduro, que aplaudía después de cada cante, pero que tampoco jaleaba demasiado", relata.
Isaac Martín es camarero en la Universidad de Málaga y cuenta que acudió al cine con sus amigos, y ha recomendado la película a toda su familia. Antes de su distribución en los cines, la productora ya había apostado sobre seguro, y un muestreo aleatorio realizado reveló un público satisfecho, que puntuó con un 8,4 sobre 10 y que se decantaba por recomendar el filme en un 99,34% de los casos. El filme está ambientado en una estética de la vanguardia de los años setenta, en los que Camarón se lanzó al ruedo artístico madrileño para innovar y crear un histórico dúo junto a Paco de Lucía, pero también muestra los titubeos del artista con las drogas.
La película ha sido del gusto de la crítica, que ha ensalzado el papel interpretado por el joven actor Óscar Jaenada, quien revela la rabia, pasión y talento del artista, cuyo duende se tornaba genial sobre el escenario y a veces arisco fuera de él. "El chico lo borda y parece que es el que canta, aunque yo creo el final es muy feo...", opina Utrera.
La tercera parte de la marea de espectadores que ha visto el filme en todo el país ha sido andaluza, dato en parte previsible. Pero insólita resulta la respuesta de la audiencia gitana, que algunos taquilleros han cifrado hasta en un 60% del público, para un filme que ha tocado la fibra a más de uno. "Las niñas siempre salían llorando", relata López.
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