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Reportaje:LAS CONSECUENCIAS DE LA TORMENTA DELTA

Cinco noches de abandono en Güímar

Endesa envió dos generadores averiados al municipio más arrasado por la tormenta en la costa sur de Tenerife

Güímar no está arrasado como Gernika, Berlín o Londres tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, en contra de lo que afirmó el jueves el director general de Unelco-Endesa, José María Plans. Sus edificios se mantienen en pie, sus calles están transitables y algunos de sus habitantes hasta sonríen. Pero más de la mitad de las naves de su polígono industrial han perdido los tejados. Algunas, construidas para soportar vientos de más de 150 kilómetros por hora, han quedado reducidas a un amasijo de hierros.

14.000 de sus 16.600 habitantes están a oscuras desde el lunes y han tenido que tirar a la basura toneladas de alimentos que comenzaban a pudrirse. Este jueves, Endesa envió dos generadores para alimentar algunos barrios. Tardaron "casi toda la noche" en ponerlos en marcha". A los pocos minutos, "se calentaron y se fundieron para siempre". Como Don Quijote contra los gigantescos molinos, la alcaldesa, Vicenta Díaz (del PP) apenas tiene un hilo de voz y puede tenerse en pie tras casi 85 horas de discusiones, tensiones e insomnio. "No podré dormir hasta que el último de mis vecinos pueda hacerlo", sentencia. Sin embargo, mantiene inalterables sus llamativos ojos verde grisáceos, su aspecto jovial y su vivacidad.

"No puedo hacer frente a esto yo sola. Nadie me puede pedir ya paciencia hoy", dice la alcaldesa
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Situado en la costa sureste de Tenerife, a 28 kilómetros al sur de la capital, Güímar ha desarrollado una potente industria quesera y agrícola (sobre todo de frutales, tomate, viña, aguacate y plátano). El polígono industrial que comparte con el vecino municipio de Arafo, aportan uno de sus mayores ingresos al Ayuntamiento que tiene unos exiguos nueve millones de euros anuales de presupuesto. Con esta cantidad y una plantilla de 17 policías locales, el paso de la tormenta Delta el pasado lunes por la noche ha supuesto todo un reto para la alcaldesa. Un reto, ante el que está a punto de tirar la toalla. "No puedo hacerle frente a esto yo sola; hoy nadie me puede pedir paciencia, ya no", reconocía ayer en su despacho.

Sus vecinos no tienen luz desde hace cinco días, se alumbran con velas y linternas, se alimentan de latas y de la poca fruta y verdura que aún se vende en algunos supermercados. Muchos están aislados en caseríos, cuyos accesos permanecen cortados por postes de teléfono o de luz caídos durante la tormenta. Los comercios permanecen abiertos, aunque a oscuras. Sus campos están arrasados y sus calles permanecen sin vigilancia en las noches.

La fuerza del viento levantó guaguas (autobuses) con 15 y 30 pasajeros en su interior, arrancó árboles centenarios, decenas de invernaderos, almacenes de pienso para la importante cabaña caprina, tumbó los depósitos de agua de todas las casas y removió hasta las lápidas del camposanto.

El drama de este pueblo se ha mantenido oculto durante días por la atención mediática centrada el gran apagón en la capital insular, excepto para una pequeña emisora local, Radio 6, cuyos responsables tuvieron la feliz idea de improvisar un estudio en el Ayuntamiento (con electricidad suministrada por el generador donado por una empresa del lugar) y que se ha convertido en el único nexo de unión entre los vecinos y de éstos con su regidora. "El abandono a que hemos sido sometidos supera mi capacidad de asombro; ahora, toda ayuda es poca", se lamenta la alcaldesa.

Uno de los supermercados que permanece abierto mantiene desoladoramente vacías las estanterías de lácteos, congelados, chacina, carnicería y pescados. "Hemos perdido más de 12.000 euros en estos días", reconoce Cristo Jorge, segunda encargada del establecimiento. "La gente viene muy deprimida y a todos nos invade una gran sensación de tristeza". Sólo se mantiene el estante de la fruta, la verdura, el agua y los enlatados.

Vicenta Díaz asegura que el cien por cien de sus vecinos está a oscuras desde el lunes. Sólo hay suministro en el Ayuntamiento y el centro médico, donde se han concentrado todos los medicamentos que necesitan frío.

Ante la desidia de otras instituciones, la alcaldesa ha hecho un llamamiento a sus vecinos para crear cuadrillas de voluntarios y despejar calles, arreglar colegios y reparar el cementerio. "Luego ya exigiremos todo lo que tengamos que exigir", anuncia.

Invernaderos arrasados por la tormenta tropical Delta en Güímar.
Invernaderos arrasados por la tormenta tropical Delta en Güímar.AYUNTAMIENTO DE GÜÍMAR

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