Un "héroe" en la fábrica de muebles arrasada
Las naves industriales de la carpintería y fábrica de muebles Semaca en el polígono industrial de Güímar se extienden a lo largo como una gran muralla. Construidas para soportar vientos superiores a los 150 kilómetros por hora, la fachada de este castillo aparecía ayer como un papel arrugado caprichosamente.
"Si esto ocurre con nuestros 110 empleados a pleno rendimiento, nos hubiera aplastado a todos", asegura su director adjunto, Jonatan García Lima frente a un paisaje desolador de hierros retorcidos y maderas esparcidas.
La instalación de 3.100 metros cuadrados ha sufrido daños por encima de los 2,5 millones de euros. El vigilante que permaneció esa noche en la torreta de vigilancia estaba ayer de descanso. "Él es nuestro héroe", reconoce el directivo. "Cuando todo se venía abajo, permaneció toda la noche cuidando las instalaciones". El corredor eléctrico que alimenta este polígono industrial se soporta sobre decenas de torretas oxidadas, por efecto del salitre o por el tiempo que hace que nadie les da una mano de pintura.
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