Francia endurece su política de inmigración y asilo

El primer ministro francés, Dominique de Villepin, anunció ayer medidas para frenar la entrada de inmigrantes que, de ser aprobadas por el Parlamento, harán más difícil el reagrupamiento de las familias y los matrimonios mixtos. Uno de los objetivos es acabar con las bodas de conveniencia para obtener la nacionalidad. El titular de Interior, Nicolas Sarkozy, anunció por su parte que aspira a expulsar el año próximo 25.000 sin papeles, lo que supondría doblar la cifra de hace dos años.

A diferencia de los procesos de regularización de extranjeros llevados a cabo en España, vinculados a la existencia previa de una oferta de trabajo, el modelo francés para acceder a la residencia o a la nacionalidad se fundamenta en la asimilación de los nuevos inmigrantes por parte de alguien que ya reside legalmente en el país o tiene la nacionalidad francesa.

El reagrupamiento familiar permitió la entrada legal en Francia de 25.000 inmigrantes en 2004. Para reducir esa cifra, la nueva ley aumentará de uno a dos años el tiempo de residencia legal para que un extranjero pueda solicitar que su familia se establezca en Francia.

También el año pasado, un total de 34.000 personas obtuvieron la nacionalidad francesa por vía matrimonial, en muchos casos a través de bodas de conveniencia. El tiempo de vida en común para que el cónyuge extranjero pueda obtener la nacionalidad, que ahora es de dos años, aumentará a cuatro si la pareja vive en Francia y a cinco si vive en otro país.

Villepin también anunció medidas para seleccionar a los estudiantes extranjeros. "Escogeremos a los mejores", dijo el primer ministro.