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La sala Caracol convoca una manifestación en contra de su cierre

Desde el pasado día 11, que la concejalía de Arganzuela echó el cierre a Caracol por "irregularidades técnicas", se desenterró de nuevo el hacha de guerra entre la veterana sala de conciertos y el consistorio madrileño. Los dueños de Caracol han convocado ahora una manifestación contra el cierre para el próximo día uno en la plaza de la Villa, sede del Ayuntamiento de Madrid.

Aunque Caracol se abrió a mediados de los setenta, la historia de los cierres se viene repitiendo desde hace poco más de diez años, con sucesivas clausuras de la sala y sus posteriores reaperturas. La ubicación de un aparato de extracción y aire acondicionado es lo que ha desatado la última polémica entre ambas partes. Que se halle el aparato sobre un altillo del local, no coincide exactamente con lo que describe el artículo 23 del nuevo PGOUM (Plan General de Ordenación Urbana de Madrid), sobre el que el ayuntamiento ha basado el cierre. Ayer, en la misma Sala Caracol, el abogado Ricardo Ibáñez, en nombre de sus responsables, quiso defenderse de los pormenores que llevaron al ayuntamiento al decretar el enésimo cierre del local el 11 de noviembre, y que ha supuesto la suspensión de toda actividad y los más de veinte conciertos que tenían programados.

Situación legal

Aseguró el abogado que Caracol cumple "la normativa exigida" y que incluso han hecho los "reajustes técnicos" que el ayuntamiento les ha exigido en cada cierre. "El PGOU es posterior a nuestra licencia, y no puede alterar la situación legal de las salas de conciertos; además, tiene muchas interpretaciones, y el ayuntamiento siempre que puede elige y aplica la peor de ellas".

La terminología de la licencia, o la interpretación de su concepto, parece, no obstante, el meollo eterno de todo el problema. En sentencia firme desde principios de la década pasada, en la licencia de Caracol puede leerse "Taller de enseñanza y desarrollo de actividades relacionadas con la música popular". Los responsables de la sala dicen que los conciertos de rock entran en esa actividad, el ayuntamiento no lo tiene tan claro.

Piedad y Rocío Aguirre, hermanas de la actual presidenta regional, consiguieron ese permiso entonces, y mientras ellas fueron titulares de la sala, hasta 1995, nunca se les puso pegas para realizar conciertos. Al menos eso mantienen los actuales responsables, que aseguran que desde que ellas traspasaron la titularidad del local, empezó la "guerra" con el ayuntamiento.

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La del dúo maliense Amadou y Mariam, un día antes del cierre, ha sido la última actuación celebrada en Caracol, que en su casi tres décadas de historia ha acogido en su escenario a otros artistas de origen africano como Lokua Kanza, Jeziah Jones, Zap Mamma, Oumou Sangaré, La Orquesta Baobab, Bidinte o Las Hijas del Sol; o latino como Chavela Vargas, The Mavericks, Jerry González o Jaguares.

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