En defensa del valle del Lozoya
Los autores consideran que el avance del Plan de Ordenación Urbana de Rascafría, impulsado por el PP, supone una invasión urbanística que acarrearía la destrucción del valle
Para la mayoría de los cientos de miles de madrileños que conocen este valle y lo disfrutan en sus días de ocio será una sorpresa el título de este artículo. Pero, realmente, el valle del Lozoya está en peligro, amenazado por una invasión urbanística que, de llevarse a cabo, destruiría lo más preciado de su patrimonio de naturaleza, la joya de la corona de la Comunidad de Madrid, la cabecera de todo el valle, conformada en el valle de Rascafría-El Paular. Y su destrucción afectaría a todo el resto del valle del Lozoya, principalmente al llamado alto valle del Lozoya.
No se trata de una invasión urbanística más: por la especificidad y riqueza de este enclave, sería una agresión irreparable al patrimonio natural más preciado que heredamos de siglos y que debemos legar a las generaciones futuras.
Este valle es el único de la Comunidad de Madrid situado entre las dos cordilleras, protegido por bosques de ladera, mayoritariamente robledales naturales y pinares, desarrollados por la mano del hombre. Un valle conservado hasta ahora, casi en su totalidad y durante siglos, cuyo espléndido fondo aparece, configurado por praderas naturales, abiertas o delimitadas por cercas de piedra y zonas arbóreas o arbustivas que las protegen, con abundancia de fresnos, abedules, álamos y una flora y fauna características, y en muchos casos exclusiva, y hábitat típico de rapaces y variadísimas especies salvajes.
El valle acoge la cuenca alta del Lozoya y sus múltiples afluentes, hasta desembocar en el embalse de Pinilla, primero de los embalses entre los 12 que recogen las aguas del Lozoya, fuente principal de las aguas de Madrid. La cabecera del valle acoge, además, el monasterio de El Paular, con un maravilloso paseo que discurre casi paralelo al río, sorteando chopos centenarios, desde la salida de Rascafría, ermita de San Sebastián, hasta el monasterio. Limita con el actual Parque Natural de Peñalara y se adentrará, en su vertiente madrileña, en el futuro Parque Nacional del Guadarrama, que se extenderá en esta vertiente casi hasta el actual casco urbano.
En resumen, tenemos en este enclave el espacio natural más amplio, más exclusivo y único, mejor conservado y de mayor riqueza natural y medioambiental de toda la Comunidad de Madrid.
El avance del Plan General de Ordenación Urbana de Rascafría, apoyado por el grupo mayoritario del Ayuntamiento (tres concejales del PP más dos independientes), está a punto de ser aprobado por la Corporación municipal, como primer paso en su proceso para la aprobación por la Comunidad de Madrid. Calificamos este plan como una invasión urbanística, que supondría la destrucción del valle de forma irreversible si no se paraliza o se cambia radicalmente.
Porque este plan urbanístico propone, sin argumentarlo con solidez y sin estudios rigurosos de impacto medioambiental, de estimación de las infraestructuras necesarias, o de la demanda de nuevos puestos de trabajo, los siguientes objetivos:
1. Crecimiento de la población en 10-15 años, que subiría de 5.000 residentes a 10.000 habitantes si se incluye la población de temporada, duplicando el número de viviendas existentes Y, además, con un crecimiento "en mancha de aceite" que extendería los núcleos residenciales por el frágil y valioso centro del valle, con una extensión de casi un 120% del área urbana actual. Un crecimiento, en 10-15 años, superior al que el pueblo ha experimentado durante los 20 últimos siglos.
2. Construcción de una variante a la carretera M-604, que bordearía el pueblo en un arco amplísimo, con varias grandes rotondas y un ramal de interconexión, cruzando tres veces el río Lozoya, con la consiguiente destrucción de gran parte de sus humedales, flora, fauna, así como de las formas del suelo y la vegetación afectadas en sus bordes. Esta variante crearía una marca definitiva en el magnífico fondo de valle más allá de lo destruido por los nuevos crecimientos y perjudicaría, en gran medida, a la principal actividad económica actual del pueblo, que radica en los servicios de comercio y hostelería. Pero, además, sentaría las bases y condiciones para justificar nuevas expansiones futuras en ese fondo del valle.
3. Construcción de un polígono industrial de casi 29 hectáreas, sin justificar mínimamente la razón de demanda previsible, altamente problemática en un municipio tan alejado de las principales vías de comunicación metropolitanas y con una población activa tradicionalmente ocupada, en casi un 80%, en la construcción y en los servicios al consumo, y en un 12%, en el sector agropecuario.
Nos parece evidente que es un "desarrollo" que destruiría, en su núcleo más preciado y más amplio, toda la riqueza natural de la cabecera del valle, tal como la hemos descrito más arriba. En 10 años podría suponer la destrucción de un espacio natural que se ha conservado en toda su pureza durante siglos y que nunca más se podría recuperar.
La creciente oposición vecinal ha impulsado la constitución de una plataforma conjunta que agrupa a vecinos y asociaciones, en una actuación unitaria contra este plan, con alternativas concretas para un desarrollo sostenible, para el beneficio de la mayoría, sin destruir nuestro mayor patrimonio: nuestro valle y los magníficos paisajes ganaderos del entorno de los núcleos urbanos.
Estamos discutiendo alternativas entre todos y manteniendo debates por sectores. El pasado día 12 hemos celebrado un gran debate en el Ayuntamiento, con una participación masiva, precedido de una presentación crítica por parte de dos profesores universitarios, dando también voz a representantes de la Corporación municipal.
Estamos presentando estas alternativas, con cientos de firmas, que el Ayuntamiento prescriptivamente debe recoger. Y estamos reclamando que se expongan en público, para que sean conocidas y debatidas entre todos. Y para que este debate sea profundo y participado, pedimos una moratoria de seis a nueve meses. Porque nos jugamos el futuro de nuestro pueblo, para nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos.
Marcelo Muñoz Álvarez es miembro de la Plataforma Conjunta en Defensa del valle Rascafría-El Paular, y Alfonso Velasco Marcos, presidente de la Asociación de Comerciantes e Industriales de Rascafría.
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