Por el ridículo hacia el descrédito
Perdió el envite la Federación Catalana de Patinaje (FCP), pero en todos los medios de comunicación quien figura como perdedora por goleada es Cataluña, y por segunda vez.
La FCP, como entidad privada, tiene todo el derecho de hacer lo que quiera, por ejemplo intentar ser miembro de pleno derecho de la Federación Internacional de Patinaje (FIP), pero lo que me parece inaudito es presentar su pretensión como acto de ser o no ser nacional. Es más, tengo serias dudas de que el interés de la FCP sea real y compartido por todos sus miembros hasta sus últimas consecuencias, pues me falta la prueba decisiva: que retiren sus equipos de todas las competiciones españolas y se organicen en competiciones de ámbito catalán.
Por otra parte, considerando el escaso riesgo que actualmente corre la FCP, me parece aberrante que la Generalitat de Cataluña asuma un papel destacado y colabore con todos los gastos, los normales y los extraordinarios, y cargue con el crédito (nulo) o descrédito (total) de la operación, que al fin y al cabo repercute en el prestigio de Cataluña en el mundo.