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Reportaje:

Liberado de la procesión

El juzgado suspende la orden del alcalde de Vila-real que obligaba al jefe de policía a desfilar en actos religiosos

Carlos E. Cué

Ángel Torres se siente "liberado de una pesada carga". Ateo convencido, cada tanto, unas quince o veinte veces al año, sobre todo en Semana Santa y en fiestas patronales, le llega una carta del Ayuntamiento de Vila-real (Castellón) para recordarle que, como intendente jefe de la policía local, tiene que ponerse el uniforme de gala y salir de procesión con todos los fieles.

Torres pidió que le dejaran ejercer su derecho a la objeción de conciencia, pero el alcalde, Manuel Vilanova, del PP, se negó y le obligó a acudir a la del Corpus, en mayo. La cuestión acabó en los tribunales, y el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Castellón ha resuelto suspender, cautelarmente, la resolución del Ayuntamiento que obligaba a Torres a desfilar. El alcalde, que no quiere hacer comentarios, anunció ayer mediante una nota oficial que recurrirá la medida cautelar y espera una sentencia definitiva. De momento, Torres no tendrá que sacar su uniforme de gala en diciembre, para la Inmaculada Concepción.

"Esta ciudad [50.000 habitantes] es muy beata, siempre lo fue", explica el policía, "y yo no tengo nada contra eso. Pero estoy harto de tener que desfilar detrás del palio, rodeado de curas y cirios, con la imagen a pocos metros y cientos de personas rezando a nuestro paso, lanzando rosas y gritando vivas a la Virgen de turno".

Ni siquiera la Generalitat, también en manos del PP, apoya la voluntad del alcalde. En febrero envió una nota al edil en la que sentenciaba que el policía "puede negarse a participar en actos de carácter religioso o con contenido marcadamente religioso cuando entienda que su presencia es contraria a sus convicciones".

La resolución del alcalde ahora suspendida concluía que las procesiones "no constituyen actos públicos religiosos", apelaba a la "arraigada tradición" de que el jefe de policía desfile, y le proponía que acompañase al Cristo en la calle y luego se quedase a la puerta de la iglesia. "Como si fuera un perrito", protesta Torres. "Lo más absurdo es lo de la tradición. También lo era tirar cabras de los campanarios y lo prohibieron. La tradición no está por encima de la Constitución".

Ángel Torres, fotografiado en su domicilio.
Ángel Torres, fotografiado en su domicilio.ÁNGEL SÁNCHEZ

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