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Imaz condiciona la mesa de partidos al fin de ETA y a la presencia de no nacionalistas

El líder del PNV resalta la voluntad de "autolimitación nacionalista" para llegar a pactos

Luis R. Aizpeolea

El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, expresó ayer en Madrid que no habrá mesa de partidos en Euskadi hasta que ETA declare el fin de la violencia, y afirmó la voluntad del nacionalismo vasco de "autolimitarse" para lograr un acuerdo político amplio que consolide la paz. Imaz hizo esta doble aclaración ayer en Madrid, en el Forum Europa, al explicar la creación de la mesa de partidos vascos que ha propuesto el PNV, una vez que ETA declare el cese de la violencia, recogida en el documento "Ante el final dialogado de la violencia", publicado el 10 de octubre.

Aunque Imaz expresó sus cautelas sobre el cese definitivo de la violencia de ETA, su intervención de ayer en Madrid se centró en el futuro de Euskadi sin el terrorismo, en el que introdujo novedades basadas en la autocrítica del nacionalismo, tras la experiencia frustrada de la tregua etarra de septiembre de 1998 a noviembre de 1999. Su intervención fue seguida por la práctica totalidad de diputados y senadores del PNV, así como por parlamentarios de ERC y CiU y el secretario general del Grupo Parlamentario Socialista, Diego López Garrido.

Imaz aclaró, en primer lugar, que "final dialogado significa separar con nitidez el diálogo [del Estado] con una organización terrorista del diálogo político sobre el que se construya el futuro de la sociedad vasca".

Precisó, en este sentido, que el PNV plantea, como "exigencia democrática", que "el diálogo resolutivo entre partidos no sea la consecuencia de la violencia sino de su cese". También aclaró que "la pacificación sólo será definitiva cuando, junto a las armas, cese el esquema impositivo que trata de justificarlas". Y que el terrorismo "nunca puede justificarse como consecuencia natural de un conflicto político", por lo que una organización terrorista "no debe ser nunca sujeto de una negociación política sobre el futuro de Euskadi".

Con la premisa del cese definitivo de la violencia, Imaz planteó la mesa de partidos con el objetivo de "alcanzar un acuerdo de normalización política que defina un modelo de convivencia, así como un marco de relaciones con el Estado en el que haya una bilateralidad efectiva, garantías y condiciones de lealtad".

Asimismo, propuso que la mesa de partidos vascos aborde una solución con un "doble compromiso". Por un lado, "no imponer un acuerdo de menor aceptación que los actualmente vigentes"; esto es, el pactado en el Estatuto de Gernika.

Imaz aclaró que "no imponer garantiza la aceptación, en clave de integración política, de la voluntad de la sociedad vasca, pero a su vez limita a la mayoría nacionalista", en alusión a que los partidos nacionales deben participar en el acuerdo.

Hizo, en este sentido, un llamamiento expreso al PP, que se ha adelantado a rechazar la mesa de partidos, para que "tuviese la generosidad de plantear el fin de ETA por encima de fines partidistas", porque "existe una oportunidad de alcanzar la paz que se puede aprovechar si se actúa con inteligencia, modestia y desde la cooperación entre las diferentes sensibilidades políticas del País Vasco".

La segunda parte del compromiso que propone Imaz se dirige a las Cortes, a las que se pide "no impedir el reconocimiento jurídico y político de las decisiones adoptadas [por los partidos en el País Vasco], limitando a su vez las mayorías de los partidos de ámbito estatal en las Cortes generales". Según Imaz, "nos hemos planteado un reto que alguno puede entender como autolimitación excesiva, pero en las sociedades modernas, los grandes triunfos nacen de las autolimitaciones".

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