La agitada vida del cocinero Bocuse
El próximo 6 de diciembre saldrá a la calle Le feu sacré, un libro de memorias del cocinero Paul Bocuse realizado por Eve-Marie Zizza y cuyas 192 páginas son también un álbum de fotos. Bocuse es el más famoso de los cocineros o, mejor dicho, el primero de los cocineros en ser mundialmente famoso.
Es el padre de aquel movimiento llamado nouvelle cuisine que conoció miles de imitadores y hoy es un clásico entre los clásicos. Su famosa sopa de trufas, concebida en honor de Valèry Giscard d'Estaing, es una referencia indiscutible dentro de lo que podríamos llamar la "cocina de lujo". Pero si ahora se vuelve a hablar de Bocuse no es porque haya inventado otro plato, sino porque ha decidido revelarnos parte de su vida privada.
Octogenario, con más de sesenta años atendiendo los fogones, Bocuse se revela como el hombre de todos los apetitos. "La cocina y el sexo tienen muchos puntos en común: te apetece ella, te la comes con los ojos y acabas por llevártela al huerto... ya sé que decir esto parece machista, pero asumo el haber tenido una vida afectiva agitada".
En efecto, la esposa legal, Raymonde, de la que tiene una hija, Françoise, lleva años aceptando que Paul tenga otras dos mujeres. "Hace falta ser muy organizado" dice Bocuse. Pero no basta con eso: "También hay que tener buena salud y encontrarse con mujeres extraordinarias, que sepan hacer frente a la situación. Sé que a veces mi comportamiento no las ha complacido, pero he querido vivir tal y como me apetecía. Ellas han estado a mi lado y yo al suyo".
Y tan cerca que con la segunda compañera tiene un hijo, Jérôme, que también es cocinero y lleva el apellido Bocuse, pero trabaja en Estados Unidos, para no tener que soportar odiosas comparaciones.
Con la tercera mujer la hija ya estaba ahí, fruto de una relación anterior, y esa hija adoptiva es la Eve-Marie Zizza a la que el rey de los cocineros le confiesa sus secretos de cama y de fogones. Paul Bocuse relacionó muy pronto comida y sexo. "El restaurante que tenía mi padre contaba con nueve mesas y nueve habitaciones. A mi madre la inquietaba que ese aspecto de casa de citas fuese en contra de la reputación del restaurante".
Los Bocuse son cocineros como mínimo desde 1765 y propietarios de restaurante con su apellido desde 1840. Hoy, con tres estrellas y tres mujeres, Bocuse es un monumento.
Pero la edad y la agitación pasan factura. "Acaban de hacerme un triple bypass". Sin embargo, no por ello el restaurante ha cerrado. "A todos los que trabajan para mí siempre les digo lo mismo: yo siempre estoy aquí. A nadie le interesan mis viajes". Porque, al margen de esa eventual visita hospitalaria, Bocuse tiene previsto visitar de nuevo en los próximos meses Tahití, Estados Unidos, Australia y Japón. "Soy embajador de la cocina francesa. Y es un trabajo patriótico que me tomo muy en serio".
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