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El tribunal corta los intentos de politizar el 'macroproceso' contra el entorno de ETA

Dos de los acusados afirman que trabajaban para vivir, no para financiar a la banda

Ángela Murillo, la presidenta del tribunal que enjuicia a 56 miembros de organizaciones del entorno de ETA, cortó ayer todos los intentos de los acusados de politizar el macroproceso que desde el pasado lunes se celebra en dependencias de la Audiencia Nacional. Todos los acusados que han declarado hasta el momento se han negado a contestar las preguntas del fiscal, Enrique Molina, y de las acusaciones, pero querían explicar la razón de esa negativa. La presidenta cortó de forma tajante los intentos de los procesados de explicar los motivos de su rechazo a contestar.

En uno de los momentos más significativos, se produjo un rifirrafe entre la presidenta del tribunal y la letrada Jone Goirizelaia.

Jone Goirizelaia. Usted no desea contestar las preguntas del fiscal, ni de la acusación. ¿Por qué?

José Luis García Mijangos. Pues concretamente quería decir...

Presidenta. (Interrumpe) No quiere contestar, y punto. No nos interesan las razones.

J. G. A esta letrada le interesa, en el ejercicio del derecho...

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Presidenta. Señora letrada, me parece a mí que ha dicho que no porque ha sido forzado a venir a este juicio. Eso es lo que ha dicho. (Dirigiéndose al procesado) ¿Verdad que ha dicho eso?

J. L. G. M. Pero quería añadir algo más.

Presidenta. No añada nada más. Está contestada [la pregunta].

La presidenta también impidió similares pretensiones de Iker Beristain y de su letrado.

En otro momento, la presidenta cortó un conato de risas entre los procesados, porque había sido llamado Iker Beristain, cuando el que tenía que declarar era García Mijangos: "Se ríen ustedes fuera. Aquí no se ríe nadie".

Todos los acusados que han declarado hasta ahora han recalcado que no han pertenecido a ETA, y que nadie se ha dirigido a ellos para captarles. Ésa fue la actitud, por ejemplo, de Juan Pablo Diéguez, administrador único de Gadusmar, a quien el fiscal acusa de haber mantenido dos citas en Bayona en 1997 con un miembro de ETA. El nombre de Diéguez ya apareció en una carta de captación intervenida al miembro de ETA Juan Luis Aguirre Lete al ser detenido en Francia en 1996. Diéguez dijo que en esta causa había "oído muchas cosas rarísimas. Nada que ver con la realidad". Y ante las preguntas de su abogado, Kepa Landa, de si había desviado dinero de sus empresas para ETA, contestó: "Si teníamos que pedir dinero [a los bancos], ¡cómo íbamos a desviar nada! No nos daba para financiar a nadie".

La Fiscalía sostiene que los acusados formaban parte de las empresas utilizadas por ETA para financiarse. Y la estrategia de la defensa no puede ser más clara. Por un lado, los procesados no contestan al fiscal ni a las acusaciones, con lo que se evitan preguntas incómodas. Por otro, los abogados se han dedicado a destacar todos los documentos inocuos intervenidos por la policía en los registros y presentados como "incriminatorios" y, a su vez, constatar su evidente legalidad. Así fueron exhibidos ayer en la sala folletos de viajes, mapas y otros documentos mercantiles y bancarios, para ridiculizar a la acusación y a la policía.

Tras estas operaciones mercantiles, aparentemente normales, se escondía una auténtica financiación de la banda terrorista, según la Fiscalía.

En un ambiente serio, Inmaculada Berriozabal levantó risas e incluso carcajadas en algún momento. Su abogada, Jone Goirizelaia le preguntó si mandaba dinero a ETA. Berriozabal respondió: "No, no le mandamos dinero porque no había; pero no tengo la dirección de ellos tampoco", agregó. Berriozabal declaró en euskera y desde el principio se quejó de la traducción. Provocó risas entre los acusados al hablar de forma inusualmente lenta, y luego las de los periodistas cuando dijo: "Mejor hablo en el idioma de Cervantes para que no se me interprete mal".

La presidenta del tribunal, Ángela Murillo.
La presidenta del tribunal, Ángela Murillo.ULY MARTÍN

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