Poder absoluto
Nadie compite con el poder absoluto del fútbol; bueno, sí, la televisión. Ahora lo ha incorporado con los cánones que dominan la parrilla: el debate, y muchas veces el guirigay, y el humor. Ya no hay discursos de doctores / periodistas dictando sentencia, sino comunicadores que saben que un show vale más que mil palabras. Por ahí ha entrado El rondo (La 2) y por esa banda ha irrumpido Maracaná 05 (Cuatro). El partido del sábado (ya llamado El Partido del Sábado) les ha dado pie para hablar del público, que al fin no protagoniza las broncas sino todo lo contrario. Teniendo la risa como vehículo, el fútbol se hace atractivo hasta para quienes no lo soportan. Algo me llamó la atención de ciertos informativos (por ejemplo, en TVE-1): sobre la cara del entrenador del Real Madrid, un periodista preguntó: "¿Quién le cree?". Me pareció muy fuerte: podrían habérselo preguntado al propio Luxemburgo. Imagínense la misma escena con cualquiera de los protagonistas de la actualidad: Zapatero, Rajoy, Bush, Chávez, y una banda que diga: "¿Quién le cree?". Se imagina uno que la información del fútbol debe seguir las pautas de la información.
Estuve viendo este concurso que Cuatro ofrece para que se luzcan los que se supone que son los que más saben de televisión del mundo. Nico Abad sufre para hacerlos sabios, pero todavía los encuentra muy párvulos. Quieren saberse la parrilla, pero todavía están crudos. Ven televisión para ganar, pero no se quedan con los nombres. Disfruté viendo en Antena 3, desnudando al poder, a los humoristas de Mire usté. Son los que tuvo Julia Otero en Las cerezas, de TVE-1. Toni Soler y compañía. Como había visto en La Primera Poder absoluto, de Clint Eastwood, no pude dejar de pensar en el venezolano Chávez, que estuvo en todos los telediarios cantando que seguía siendo el rey. Vestido de mexicano, showman mayor del poder, irradiaba por todos los poros el disfraz del poder absoluto.
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