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Reportaje:

A 45 grados bajo cero

La expedición del programa de TVE 'Al filo de lo imposible' recorre el primer tramo de la gran travesía de la Antártida

Rosario G. Gómez

El equipo de Al filo de lo imposible se ha encontrado con una inesperada barrera en su intento por atravesar la Antártida a pie. Los obstáculos no proceden del continente helado, sino de las bandas callejeras de Ciudad del Cabo. Los tres integrantes del programa de TVE -el director, Sebastián Álvaro; el camarógrafo, Antonio Perezgrueso, Toñín, y el técnico de sonido, Sergio Casas- fueron asaltados en la ciudad surafricana durante la escala de regreso a España por un grupo de adolescentes que pretendían robarles los teléfonos móviles. El asaltó acabó a puñaladas y Perezgrueso se llevó la peor parte: siete heridas de arma blanca y cuarenta puntos de sutura.

"Gajes del oficio. Veinticinco años sobreviviendo a los aludes del K-2 o del Everest y a punto ha estado un grupo de chavales de acabar con Toñín", dice Sebastián Álvaro con tono de resignación y sin ocultar una cierta amargura.

Con las radiobalizas se puede seguir desde Madrid la posición exacta de los aventureros

Pese a todo, la expedición sigue su marcha. La gran travesía de la Antártida ha arrancado en las proximidades de la estación científica rusa de Novolazaresvskaja. Desde allí han partido los tres tripulantes del catamarán -Ramón Larramendi, uno de los escaladores de lujo de Al filo; Juan Manuel Viu, piloto de Iberia, e Ignacio Oficialdegui, experto en vientos y acción eólica-, que tienen ante sí cerca de 6.000 kilómetros de suelo helado.

Llevan dos semanas de ruta y han recorrido, hasta ayer a mediodía, 415 kilómetros. Con vientos a favor, el catamarán artesanal diseñado por Larramendi es capaz de moverse a una velocidad de 40 kilómetros por hora. La ruta se ha desviado hacia el Oeste para "enfilar los vientos buenos".

El equipo de Al filo ha filmado durante las dos primeras semanas en la Antártida los preparativos de la ruta y el arranque de la marcha. "Hay días que hemos tenido que parar porque las temperaturas bajaban a 45 grados bajo cero", comenta Álvaro,que agradece las bondades del clima cuando el termómetro se detiene a 17 bajo cero.

Algunas partes del catamarán se han vuelto quebradizas por el frío y con los golpes del trineo se han roto. A estas adversidades se añaden las dificultades del terreno. Las primeras pruebas del catamarán impulsado por cometas se llevaron a cabo en Groenlandia. Álvaro asegura que es un vehículo polar limpio y ecológico, y "si se comprueba su efectividad, podría representar un cambio revolucionario en las expediciones polares, comparable al avance que significó la utilización de perros para arrastrar trineos en la época de Amundsen".

Este ingenio está diseñado para arrastrar 800 kilos de peso, la mayoría víveres para los dos meses que el grupo estará sin avituallamiento aéreo o apoyos mecánicos. Álvaro resalta que el trineo "combina la tradición esquimal y los materiales más modernos".

Desde Prado del Rey, en Madrid, el director de Al filo vigila ahora la evolución de la expedición a través de la información que suministra un sistema de radiobalizas, que manda los datos a una red de satélites de la ciudad francesa de Toulouse. Este mecanismo permite "ver desde el ordenador el punto exacto en el que se encuentran o la temperatura de la zona".

Dentro de un mes regresarán a la Antártida para grabar los últimos tramos del histórico viaje. "Nadie ha realizado una ruta al Polo Sur de la inaccesibilidad. Solamente una expedición soviética se adentró hace 50 años en la zona. Allí dejaron una estatua de Lenin. Vamos a pasar por ese punto simbólico, aunque la estatua estará bajo toneladas de hielo", comenta el director de Al filo. "Queremos hacer realidad la frase de Sakerlton: 'Falta por hacer la última gran travesía terrestre', unir el proyecto científico al proyecto de aventura y darle un aire de expedición romántica propia del siglo XIX".

Al filo seguirá los pasos de los héroes de la Antártida: el noruego Roald Amundsen, el capitán británico Robert Falcon Scott y su colaborador, primero, y competidor, después, Ernest Shackleton. Los exploradores españoles se proponen localizar las cabañas que construyeron aquellos pioneros, que todavía están en pie, e intentarán buscar un huevo de pingüino emperador, la especie más enigmática de la Antártida.

Ante sí tienen también una misión científica. Bajo la coordinación del catedrático Eduardo Martínez de Pisón tomarán muestras de hielo cada 50 kilómetros para el Instituto Glaciológico de Grenoble y recogerán datos sobre los vientos antárticos para la Universidad de Ohio.

Esta aventura tiene una carácter histórico. Han sido cinco años de preparación y es el último gran reto que faltaba en el currículo de Al filo. La expedición de TVE cuenta con el patrocinio de Mapfre y Acciona, está avalada por el Comité Polar Internacional y se anticipa a la que dentro de dos años ha previsto un equipo francés a bordo de motos y vehículos oruga.

El equipo de TVE, en el continente helado, al inicio de la gran expedición a la Antártida.
El equipo de TVE, en el continente helado, al inicio de la gran expedición a la Antártida.

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