"Temo que, ante la paz, las víctimas caigan en el olvido"

Amaia Guridi (Bergara, 1952), viuda del director financiero del Diario Vasco, Santiago Oleaga, asesinado por ETA en 2001, ha sido la portavoz del Foro de Víctimas de la Violencia de San Sebastián durante los Encuentros de Educación para la Paz y Resolución de Conflictos organizados por el ayuntamiento donostiarra.

Pregunta. ¿En qué ha consistido su trabajo en el Foro?

Respuesta. Se formó tras el asesinato de mi marido y pensé que era una forma de aportar mi granito de arena a la hora de buscar una solución o que mi dolor al menos sirviera para algo.

P. En la inauguración fue autocrítica al denunciar la falta de compromiso contra la violencia en el ámbito de la enseñanza.

R. Tras 26 años de enseñante creo que no se ha sabido valorar el sufrimiento en este país. Desde la enseñanza no sólo se ha hecho poquísimo en la concienciación del problema sino que, incluso, se ha contribuido a lo contrario. Y eso es lo que tratamos de cambiar.

"Quiero que mis nietos no padezcan otro episodio negro de la historia de este país"

P. Tampoco ha habido una pedagogía política con las continuas polémicas sobre la comisión de víctimas en el parlamento.

R. Esas ponencias lo que consiguen es echarnos más sufrimiento encima: no solucionan nada y revuelven mucho. Hablan mucho de reconciliación, pero a las víctimas no nos preguntan nada.

P. Existen esperanzas "fundadas", dicen, de un próximo final de la violencia, ¿cómo lo ve, cree en una posible reconciliación?

R. Vamos a ver, ¿con quién me tengo que reconciliar yo si no tengo problema con ningún partido político, tengo una familia maravillosa y me llevo muy bien con las víctimas del terrorismo? Si me están pidiendo que me reconcilie con el asesino de mi marido, que se olviden de mí. Hace unos días, Urkullu, del PNV, decía en una entrevista que arropar a las víctimas, es compartible con la reconciliación. Me corroe esta afirmación y que nos digan con quien se tienen que reconciliar las víctimas mientras no se nos pida perdón.

P. Es que hay una tendencia a igualar el sufrimiento de las víctimas con sus victimarios como se ha intentado en la comisión parlamentaria.

R. Es muy doloroso para las víctimas que se nos sitúe en el mismo campo que los asesinos. Estoy en contra del asesinato pero no me opongo a que se hable de todo, y he dicho de todo. Me parece bien que una madre hable de su hijo que está preso, pero no en la misma comisión ni en el mismo contexto que nosotros. Es imprescindible diferenciar.

P. ¿Cual debe ser el papel de las víctimas ante el proceso de paz?

R. Pedir justicia. A lo que más temo es a que esto caiga en el olvido. A que esto se solucione y los políticos y la sociedad en general nos pidan, precisamente a las víctimas, que echemos una alfombra encima, que nos recuperemos rápido porque esto ya se ha solucionado y se va a poder vivir estupendamente. Yo no quiero que se olvide lo que ha pasado, quiero que no vuelva a suceder. y que mis nietos no padezcan otro episodio negro de la historia de este país.

P. El alcalde, Odon Elorza, defendió la memoria de las víctimas y se autocriticó porque los ayuntamientos no habían estado a la altura de las circunstancias.

R. Es positivo que haya una conciencia de haber ignorado todo lo que hemos sufrido, y si esta autocrítica sirve para que no vuelva a suceder y se acentúe la educación en valores humanos y éticos, mucho mejor.

P. Hablando de olvido, ¿ha tenido el valor de ver la película de Iñaki Arteta, Trece entre mil?

R. Sí, y me ha parecido terrible. Ví trece testimonios de casos parecidos al mío y le diré que no me podía levantar de la butaca cuando terminó. Trece losas que se te van cayendo encima. Pero es la realidad misma, no se han inventado nada sobre una época que fue mucho más dura que la mía. Yo me he sentido muy respaldada con el cariño de la gente, pero sufrir todo ese dolor y que no te miren a la cara, ni te digan nada....

P. Una conclusión de las jornadas recién clausuradas.

R. Es enriquecedor conocer a personas nuevas que luchan, como Michael Gallagher, padre de un chico muerto en Omagh, que ha vivido tu mismo sufrimiento.