Todo el poder para Aguirre
La presidenta, tras ganar las elecciones internas, controla ya todas las organizaciones locales del PP en Madrid
Está a punto de cumplirse el primer aniversario del último terremoto en el PP madrileño. El fin de semana del 27 de noviembre de 2004, Esperanza Aguirre, presidenta regional, sustituía a Pío García Escudero como presidente del PP de Madrid. Varios de los que allí estuvieron califican ese fin de semana como "la escenificación de un ajuste de cuentas". El derrotado se llamaba Alberto Ruiz-Gallardón, alcalde de Madrid, si bien fue su mano derecha, Manuel Cobo, vicealcalde, quien compitió con Aguirre por la presidencia del partido.
La presidenta recibió el apoyo mayoritario (91,3%) de los compromisarios. Logró que ninguna de las personas del equipo de Gallardón se instalara en la dirección del partido, situó a su hasta entonces consejero de Transportes e Infraestructuras, Francisco Granados, como secretario general, y lavó la imagen de una organización seriamente dañada por el anterior secretario general, Ricardo Romero de Tejada, al descubrirse que una empresa de fotocopias le pagaba la Seguridad Social.
Según reconocen en el PP, el gran debate es lo que vaya a hacer Alberto Ruiz-Gallardón
"Cuando hay un cambio en la dirección, aumenta el peso de sus afines", dice Granados
Después de ese terremoto, que Granados prefiere calificar de "catarsis", ¿cómo está el partido que gobierna la Comunidad de Madrid desde hace nueve años y en el Ayuntamiento, 13?
Tras el citado congreso, Aguirre ordenó a sus colaboradores que comenzaran una renovación de las agrupaciones locales y de distrito. Desde el pasado mes de enero, según un responsable de la Ejecutiva regional, "ya se han celebrado elecciones en, al menos, el 80% de las agrupaciones". La renovación está casi terminada. Pero hay voces dentro del PP que sospechan que tras estos cambios se esconde la estrategia de Aguirre encaminada a situar a afines en la presidencia de los 179 pueblos y 21 distritos.
Granados admite que "cuando hay un cambio en la cabeza de un partido, siempre aumenta el peso de los afines a esa nueva persona". Pero quiere acallar a esas voces que apuntan hacia un movimiento calculado del sector de Aguirre. "No existe una operación premeditada para que los nuevos responsables en las agrupaciones sean personas afines a Aguirre", afirma Granados.
El secretario de Comunicación del PP y consejero de Empleo y Mujer, Juan José Güemes, también quita hierro al asunto: "La renovación se está haciendo de manera natural. Hay gente cansada y otra que quiere llegar. Es normal que las cosas cambien y que gente de Nuevas Generaciones [los alevines del PP] empiece a tener responsabilidades".
Otro miembro de la Ejecutiva, que prefiere no dar su nombre, ve las cosas desde otro prisma: "Mientras fue presidente del partido Pío García Escudero, hubo cierta inmovilidad. Las agrupaciones estuvieron cinco o seis años sin ser renovadas. Se trataba de poner en funcionamiento al partido. Ahora, Aguirre sabe que cuenta con el apoyo de, al menos, el 95% de las bases, pero no hay limpieza étnica".
De los 21 distritos de la capital, aún quedan cuatro en los que no se han celebrado elecciones internas. Esta fuente de la Ejecutiva, próxima a Aguirre, sólo admite un caso "problemático": Latina. José Manuel Berzal es presidente de esta agrupación y es un hombre muy cercano al vicealcalde, Manuel Cobo, mano derecha de Alberto Ruiz-Gallardón. "En este caso sí que es verdad que hay gente del partido que se dedica a calentarle la cabeza a la presidenta en contra de Berzal. Se puede decir que si aún quedan otros tres distritos en los que no se han celebrado elecciones, es para que no se note demasiado que Esperanza Aguirre aún no ha tomado una decisión sobre Latina". Los distritos en los que no ha habido elecciones son Chamberí, Chamartín y Hortaleza.
Otra cosa muy diferente ocurre en los pueblos. La dirección del PP puso, el pasado agosto, en manos de gestoras dirigidas por personas de total confianza la organización del partido en seis grandes pueblos. En Majadahonda, por ejemplo, está encabezada por Elvira Rodríguez, ex ministra de Medio Ambiente.
En Aranjuez, ya se han convocado elecciones. En Alcorcón, donde el presidente de la gestora es Antonio Beteta, portavoz del grupo parlamentario, no. En Parla y Majadahonda, se convocarán en breve. En El Escorial, Ignacio Echeverría, ex vicepresidente primero de la Asamblea, optará probablemente a alcaldía. Guadalupe Bragado ha ganado las elecciones internas en Leganés, lo mismo que ha hecho Ignacio García de Vinuesa, en Alcobendas, y Miriam Rabaneda, en Pinto. En Torrejón, el candidato será Pedro Rollán.
Según Güemes, "el PP tiene en Madrid unas grandes posibilidades de renovar y arrebatar algún municipio al PSOE". Según fuentes de la dirección, el PP quiere mantenerse en Móstoles y Alcalá de Henares, y tiene puesto el ojo en Alcobendas y Leganés.
Los responsables del PP de Madrid están planteándose incluir pesos pesados como números uno en las listas de varios municipios. La ex ministra Elvira Rodríguez o Antonio Beteta podrían ser cabeza de lista en algún ayuntamiento.
Las probabilidades de éxito de las que se habla en la Ejecutiva se basan en las encuestas. "Las últimas que hemos hecho nos dan mejores resultados que nunca. Antes del verano, siempre teníamos unos datos de un diputado arriba o abajo de la mayoría. Ahora estamos en tres diputados por encima", asegura Francisco Granados.
"Fundamentalmente lo achacamos a dos razones: la imagen de Esperanza Aguirre ha cambiado y la gente ya no la ve tan escorada a la derecha, ni como ese personaje disparatado que se inventó el programa televisivo Caiga Quien Caiga. Además, el asunto del estatuto catalán también está ayudando a que el PP suba", concluye el secretario general.
Sin embargo, otro sector de la Ejecutiva prefiere ser más prudente. "El partido no debe dormirse en los laureles" y califican estas encuestas de "preocupantemente buenas". "Si nosotros sacamos a la luz estas encuestas nuestro electorado puede confiarse y también provocaría un efecto contrario: el de movilización del electorado del PSOE", aseguran.
El director de la próxima campaña electoral será el vicepresidente primero del Gobierno y mano derecha de Aguirre, Ignacio González. Y probablemente se le encargue otra vez a Antonio Beteta la redacción del programa electoral. Para la dirección del partido, "ahora hay que vender la acción de Gobierno en los municipios. Delimitar los puntos fuertes y los puntos débiles y de qué manera se puede transmitir todo eso al electorado".
Pero el gran debate, según reconocen desde el PP, es lo que vaya a hacer Alberto Ruiz-Gallardón. Él será candidato para la alcaldía, pero si Mariano Rajoy ganara las elecciones nacionales de 2008 podría ocupar un puesto en el Gobierno. Entonces, ¿quién sería el número dos de la lista al Ayuntamiento?, ¿Volverá a serlo Manuel Cobo, que se enfrentó con Aguirre?
Las listas del PP en la Comunidad se eligen del siguiente modo: cada junta de dirección local elige un comité electoral encargado de hacer una lista. Una vez ratificada por el comité local se envía al Comité Electoral Regional, que puede ratificarla o cambiarla. El presidente de este comité es Ignacio González. Además, éste es un órgano que depende del Comité Ejecutivo Regional, es decir, en última instancia de Esperanza Aguirre. De esta forma, tanto González como Aguirre tienen, sobre el papel, la última palabra en las listas.
Este sistema cambia tan sólo en la designación de los cabeza de lista en municipios que son capital de provincia como Madrid. En ese caso, el candidato lo decide el Comité Electoral Nacional, es decir, Mariano Rajoy. El resto de la lista se elabora de la forma anteriormente explicada, por lo que el número dos de la candidatura al Ayuntamiento queda, en parte, en manos de González y Aguirre.
Según fuentes de la Ejecutiva del PP en Madrid, Rajoy y Ruiz-Gallardón tienen una relación "excelente en estos momentos". De hecho, fuentes cercanas al alcalde aseguran que Gallardón tendrá mano libre para elaborar su lista, "puesto que no sólo se habla de poder interno, sino de cuatro años de gestión de un equipo".
Pero pueden producirse discrepancias en el momento de elaborar la lista al Ayuntamiento. Según varios miembros de la Ejecutiva, es probable que el sector de Aguirre intente colocar a sus afines para blindar el Ayuntamiento en caso de que Gallardón abandone la alcaldía.
Así, Esperanza Aguirre, que repetirá como candidata a la presidencia de la Comunidad, tendría el control sobre las dos instituciones más importantes.
Las aguas ahora están calmadas, lo reconocen desde ambos bandos. "No es el peor momento ni muchísimo menos", afirma alguien cercano al alcalde. "Ahora ambos sectores están aplacados egoístamente porque se acerca la etapa electoral y todo lo que afecte a un candidato puede afectarle al otro". Pero esta fuente sugiere que se pregunte en Génova a la dirección nacional si la política en clave nacional que está realizando Aguirre molesta en el partido. La respuesta es clara: "Sí, y bastante".
Afiliados y simpatizantes
El Partido Popular de Madrid cuenta con 80.247 afiliados, de los que 4.786 son de Nuevas Generaciones, la sección joven de la organización.
Según fuentes del partido, el PP ha crecido mucho en el último año. El número de nuevos afiliados ha sido de 3.721. Pese a que las listas a la Comunidad y al Ayuntamiento contienen el mismo número de hombres que de mujeres, la afiliación se divide de la siguiente manera: 59%, varones; 41%, mujeres.
Tras el último congreso regional, se ha reforzado la presencia de mujeres en la Ejecutiva; es decir, en los órganos directivos del partido.
Además de la presidenta, Esperanza Aguirre, Eva Durán fue nombrada secretaria ejecutiva de Participación y sectorial; Gádor Ongil, secretaria ejecutiva Electoral; Cristina Cifuentes, secretaria ejecutiva Territorial; Ana Botella, de Acción Social; Ana Isabel Mariño, de Organización.
El reglamento de organización del PP de Madrid, aprobado en el XIII Congreso Regional, y de acuerdo con las bases de los Estatutos del PP, recoge la diferencia entre afiliado y simpatizante.
A tenor de esta definición, el militante es afiliado porque tiene un compromiso mayor con el partido, pues ha firmado una ficha y abona una cuota.
Simpatizante es en cambio el que manifiesta su preferencia política con disposición a intervenir en algunas actividades del partido, sin tener que firmar una ficha y sin cuota.
En el último congreso del PP de Madrid, hubo más de una veintena de enmiendas para reclamar que los simpatizantes simpaticen todo lo que quieran con el PP, pero que si quieren ser del partido se afilien y paguen.
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