"Trato de no perder el ritmo de la naturaleza"
Pregunta. Es difícil encuadrarle. Hace muchas cosas y con una sensibilidad muy compleja, y encima dice que es lo más parecido a un gato vagabundo.
Respuesta. Es para curarme en salud porque al que no pinta, lo retratan. Vivo la vida día a día y de eso saco toda la información y los sentimientos para las canciones y las otras cosas que escribo. Todo va barajado en la misma vida: el amor, la conciencia individual, la social, la naturaleza... Trato de no perder el ritmo de la naturaleza, que es lo más importante, saber que el día en sí mismo es una vida y una estación.
P. ¿Lo que hace (componer, cantar, escribir, dibujar...) conforma un todo?
R. Conforma un todo. Mis canciones empiezan en la letra o no hay canción. Y cada letra me lleva a un tipo de música diferente. Mi propósito siempre es decir lo que pienso, lo que ocurre es que la música se lleva la mayor parte de mi tiempo porque es de lo que vivo profesional y espiritualmente. Soy más músico que escritor, y si he llegado a ser escritor es gracias a la música también porque la literatura ha sido mi disciplina para hacer las letras de las canciones.
P. Estudió filosofía pura. ¿Es compatible con el pop?
R. El pop es un modo de filosofía en sí mismo. Volver al ritmo de la vida y dejarse llevar por ello es un modo de enfocar bien las cosas.
P. Su pop tiene una gran serenidad.
R. Mis canciones siempre tienen ritmo, procuro que tengan una base negra, que la que más siento en mi interior. Hago ritmos que sean bailables.
P. ¿De dónde surge su pasión por la música?
R. Ni la escogí yo porque mi padre era músico y cronista de jazz. En casa se escuchaba jazz, flamenco y canción española, pero el jazz fue lo que más me marcó, hasta que descubrí la canción francesa y los Beatles, que fue una revolución.
P. Aunque su carrera es muy personal, está plagada de referencias colectivas.
R. La literatura es un trabajo muy solitario, pero la música, en contrapartida, es el gran mar donde navego con otra gente. El espacio abierto. Mi círculo de amigos en la música es muy importante para mí y es como mi familia. Ni querría salirme de él ni sabría. Mi vida es muy endogámica, pero muy interactiva.
P. En sus canciones hay una persistente obsesión por volar.
R. Sí, son cosas que no pienso. Me dejo llevar por los sentimientos y las sensaciones. La canción es un género en sí mismo y trato que tenga de todo, su ceremonia tribal del baile y que las otras ideas cobren ritmo. Volar es como sobrevolar nuestras vidas para ver todo más claro. Cuando se pierde la conciencia individual se ve todo como material volátil.
P. Éste es el título de su nuevo trabajo. Su primer disco conceptual.
R. Es un trabajo monográfico, producido por Carlos Carrasco, que aborda muchas canciones de amor desde la sensualidad, desde el humor, la pasión, la amistad y los idiomas.
P. Canta en castellano, francés, inglés y valenciano.
P. Sí. Hablo francés desde niño porque aprendí a leer y a escribir en ese idioma. A los 12 años le pedí a mi padre que me matriculara en una academia de inglés. Luego estudié italiano. Me gustan mucho los idiomas. Hay una canción en inglés dedicada a mi madre, que tenía una antepasada irlandesa. Aparte de las letras, pienso que el ambiente musical de este disco es el mejor con mucha diferencia de todos los que he hecho. No tenía la inmediatez de explicar historias muy breves sino dejarme llevar por el sentimiento del amor y su poesía.
EN DOS TRAZOS
Julio Bustamante (Valencia, 1951) está considerado por el público más exigente como un músico de culto. Lleva más de 30 años sobre los escenarios y, con notable versatilidad, escribe novelas y dibuja. Su nombre pertenece a la leyenda del pop valenciano, al que ha hecho grandes aportaciones, entre ellas su primer disco en solitario, 'Cambrers', producto de su interactiva relación con el músico Remigi Palmero. Ahora acaba de sacar al mercado su último disco, 'Material volátil', su más completo trabajo, una reflexión a gran profundidad sobre el amor y los sentimientos con la 'pequeña' ayuda de los amigos.
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