Estreno en el Vaticano
Benedicto XVI se emociona en la proyección de la serie sobre Juan Pablo II que interpreta John Voight
Pocas series de televisión se estrenan con bendición papal. Juan Pablo II, una miniserie que dura 200 minutos, recibió el jueves un caluroso aplauso de Benedicto XVI y un formidable lanzamiento publicitario: la obra fue proyectada en la sala de grandes audiencias del Vaticano, en presencia del pontífice y de un surtido de políticos italianos, y el acontecimiento obtuvo una gran resonancia.
A juzgar por las reacciones, la serie gustó. Benedicto XVI tenía los ojos húmedos cuando se encendieron las luces y confesó haberse emocionado con las últimas escenas: el relato concluía con las imágenes reales del funeral por Juan Pablo II, con el aún cardenal Ratzinger presidiendo la ceremonia y las hojas del Evangelio agitándose sobre el féretro. El director, el canadiense John Kent Harrison, optó por intercalar imágenes reales del pontificado de Karol Wojtyla. Quizá en algún momento al actual Papa le resultó extraño verse a sí mismo con el traje negro de cardenal y con el rostro del actor polaco Micolaj Grabowski, pero no hizo comentarios al respecto. Sólo dijo que la serie estimulaba "reflexiones e interrogaciones profundas".
La RAI ha apostado fuerte con la serie. Se le adelantó la berlusconiana Canale 5 en el mes de abril con un telefilme, Karol, el hombre que se convirtió en Papa, que atrajo al 44% de la audiencia. La RAI intentó compensar el retraso con una producción lujosa y un ritmo de thriller. Juan Pablo II, cofinanciada por la RAI (que emitirá los dos capítulos el 27 y el 28 de este mes) y por la estadounidense CBS (que la pondrá el 4 de diciembre), ha sido montada según los cánones de Hollywood: comienza con el atentado en la plaza de San Pedro e intenta mantener hasta el final un ritmo similar.
El actor John Voight, que interpreta a Wojtyla, fue felicitado por Benedicto XVI al término de la proyección. El Wojtyla de la ficción aparece en la primera parte como un diplomático de hierro que acaba con el comunismo casi en solitario y hace comentarios secos y levemente sarcásticos. En un momento de agobio se dice a sí mismo: "¿No querías una bicicleta? Pues pedalea".
