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Reportaje:

El trazo de la luz sobre la piel

Veinte artistas resumen la cambiante condición del cuerpo humano en la exposición de Pamplona 'Al desnudo'

Puntos de vista cambiantes sobre la condición del cuerpo humano a través de 20 artistas plásticos. Esta es la propuesta de la exposición Al desnudo que alberga la galería Castillo de Maya de Pamplona. De la paciente e indagadora textura de la luz sobre la piel que plasma Antonio López al crudo retrato fotográfico de Robert Mapplethorpe pasando por la utilización del tríptico como mecanismo escénico de Francis Bacon. Más de un siglo de desnudez en sus múltiples reflejos artísticos.

La muestra, comisariada por Gregorio Díaz Ereño, director del Museo Gustavo de Maeztu, presenta miradas cruzadas sobre la exhibición del cuerpo humano, a veces contrapuestas, desde la espiritualidad al cuerpo-objeto. Son obras diversas que enlazan cronológicamente con momentos claves en la evolución del simbolismo que el arte ha plasmado alrededor de la figura carnal de hombres y mujeres.

Desde la textura de Antonio López a las fotos de Mapplethorpe o los trípticos de Francis Bacon

Buceando en colecciones particulares, galerías privadas y museos, Caja Navarra ha reunido pinturas, esculturas y fotografías de Miquel Barceló, Francis Bacon, Raimundo de Madrazo, Francisco Iturrino, José Ramón Anda, Pedro Manterola, Francisco Bores, Martín Sáez, Roberto González Fernández, Guillermo Pérez Villalta, Juan José Aquerreta, Robert Mapplethorpe, John Coplans, Bill Brandt y Cristina García Rodero, entre otros.

Hay cuerpos en la exposición que son naturalezas muertas, estudios académicos. Los hay provocativos, de pudoroso erotismo como Lozanía, realizado por Raimundo de Madrazo en 1906; de hieratismo votivo como Huida del esclavo de Saturno nº 1 (1990), de Juan José Aquerreta; excepcionales ejercicios como Academia (1966) de Antonio López, uno de las tres pruebas que debió realizar el pintor para ser admitido en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, óleo de propiedad particular cuya visión constituye una extraordinaria oportunidad para explorar los comienzos de este pintor. El barro y bronce de Kirolari zaharra (1974), de Anda vigila la disposición de Adán y Eva (1923), de Ángel Olarte, junto al placer y la ruina de un paraíso en el Tríptico de los ángeles custodios (1994) de Pedro Manterola.

"La temática más antigua e imperecedera del arte ha revestido la desnudez con una significación ambivalente", señala Díaz Ereño. "Por una parte hay un valor de pureza, verdad, y por otra, hipocresía o mentira", indicó el comisario. En un mundo como el occidental, donde el cuerpo lo capitaliza todo, su muestra despierta emociones, llama la atención y dirige los actos.

El Desnudo (1909-1912) procaz de Francisco Iturrino enlaza casi un siglo más tarde con los cuatro grandes paneles del Autorretrato (1994) fotográfico de John Coplans o la provocativa maestría del San Sebastián II (1999) de Roberto González enlazando santidad y bahía de La Concha en un óleo propiedad del artista y cedido exclusivamente para esta ocasión.

En el recorrido artístico del desnudo, la elocuencia de Barceló en Le peintre avec pinceau bleu (1983) se combina con el tríptico August (1972) y con Seated figure (1977) de Francis Bacon. Hasta el próximo 11 de diciembre los cuerpos desnudos retratados por Bill Brandt, como Nude (1950), seguirán dialogando con la emotividad que provoca la Playa exótica, realizada por Francisco Bores, en los espacios y paredes de la galería pamplonesa.

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