Miranda July escribe, dirige e interpreta un filme sobre sus anhelos infantiles
La película ha logrado la Cámara de Oro en Cannes y el premio del jurado en Sundance
Miranda July es una artista que se mueve con la misma comodidad en el performance, la literatura, el videoarte o el cine. Nacida en Vermont (EE UU) en 1974, su primer largometraje, Tú, yo y todos los demás, habla de la sexualidad desde la mirada limpia de un niño, desde el juego perverso de unas adolescentes y desde los miedos y carencias de los adultos que les rodean. Ella explica que el guión nació de los anhelos y sueños que tenía siendo niña. La película, que logró la Cámara de Oro en Cannes y el premio especial del jurado en Sundance, se estrena en España el 16 de diciembre.
A pesar de su declarada timidez, Miranda July (que ayer presentó su filme en Madrid) se expresa de manera rotunda. Cuando dice que suele tener las ideas muy claras y que sabe lo que quiere, su aparente fragilidad física pasa a ser algo anecdótico. July defiende su proyecto artístico como algo global que engloba todas las ramas en las que le gusta expresarse: acaba de terminar dos novelas, ha realizado su último performance en San Francisco ("necesito al público en directo", explica) y ahora estrena en Europa su primer filme, que ha logrado convertirse en una de las películas independientes del año con mayor eco. "También me gustaría animar a todo el mundo a participar en mi proyecto www.learningtoloveyoumore.com [presentado en la última Bienal de Whitney]; es un lugar donde, por ejemplo, alguien de Madrid ha colgado el diálogo de una pelea real que ha vivido recientemente, y luego, con ese mismo diálogo, una pareja de japoneses ha grabado un vídeo representándolo como si fuera una ficción. Los resultados pueden ser increíbles y de verdad animo a todo el mundo a crear su pieza de arte".
"Mi trabajo como artista tiene mucho que ver con mi película", dice July refiriéndose a Tú, yo y todos los demás. "Pero que la protagonista sea una artista no quiere decir que el filme tenga nada de autobiográfico; ella sólo es un vehículo para facilitarme lo que quiero contar, necesitaba un personaje que tuviera una mirada diferente de la realidad. Todas las piezas de vídeo que aparecen en el filme son de mentira, forman parte de la ficción".
Miranda July explica que escribió el guión al pensar en cómo se habían transformado con el paso de los años sus deseos: "Ninguno de los niños de la película soy yo, aunque esos anhelos que inspiraron la película son los míos. Creo que los anhelos infantiles son muy parecidos a los de los adultos. El presente y la realidad nos incomodan por igual a los dos". "Me interesan los niños que son poderosos", añade la cineasta, "y los adultos como nosotros, llenos de dudas". Para Miranda July, en Europa la idea de que los niños "también tienen sexo" se asume "con mayor naturalidad".
La directora explica que las escenas de sexo ("un contenido sexual muy abstracto") debieron echar a muchos posibles inversores atrás. "En Estados Unidos existe el Consejo de Protección Infantil, que fueron avisados del contenido del guión y nos hicieron un control rutinario. Cuando comprobaron que no había nada de pornográfico seguimos adelante. Solamente prohibieron utilizar la palabra mamada, y por eso me inventé una palabra que no significa absolutamente nada y que parece un juego de palabras entre las dos adolescentes".
Ideas claras
Tú, yo y todos los demás narra las historias de un grupo de personas que se conocen o quieren conocerse. Dos hermanos que mantienen un chat erótico con una desconocida; dos adolescentes obsesionadas con el sexo y con un vecino; un padre recién separado al que le cuesta olvidar, la chica-artista que se enamora de él, la directora de un museo, una niña que sueña con una vida monstruosamente perfecta... "Quería que las caras de todos los personajes pertenecieran al mismo mundo. Aunque pueden parecer perversos, o demasiado fuertes, todos debían tener un denominador común: debían ser vulnerables, con heridas en su cuerpo, con marcas de dolor".
"Tengo una idea muy clara de lo que quiero", continúa la artista estadounidense, "y creo que los actores se sienten más libres cuando el director sabe exactamente lo que quiere. Es algo que he aprendido con mi propia experiencia como actriz". "Soy una performer desde los 16 años y ése es un aprendizaje que me ha ayudado mucho a la hora de rodar una película, que es algo muy grande y muy complejo, muy fatigoso. Pero todo forma parte de lo mismo, de un proyecto personal que no acaba ni empieza en esta película".
Babelia
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