A una madre trabajadora
Joaquina Sánchez, bibliotecaria y telefonista en la Facultad de Medicina, recibe la medalla del Mérito en el Trabajo
"Lo único que he hecho en mi vida es trabajar y cuidar a mis hijos". Joaquina Sánchez (Cartagena, 1940) es cálida y modesta. Lo parece y lo confirman también quienes la tratan. Ayer, el Consejo de Ministros le concedió la Medalla de oro al Mérito en el Trabajo. Ha sido una de los trabajadores asalariados cuya trayectoria se ha reconocido con este galardón. Ha sido, en cualquier caso, el aplauso a la faceta laboral de una vida muy intensa que Joaquina califica de "peripecia".
Joaquina, que empezó a trabajar a los 18 años, se jubiló en febrero pasado, tras 26 años en la Facultad de Medicina, donde pasó por la hemeroteca, la biblioteca y, en su etapa más larga, en la centralita como telefonista. Esta etapa, la más estable de su vida en una mirada rápida a su biografía, empezó en 1977, cuando una amiga suya, auxiliar administrativa de la Universitat de València -la "Literaria entonces", puntualiza- le animó a presentarse a las pruebas selectivas para bedeles. De esa primera etapa tiene un sabor más bien agrio y recuerda que durante un año estuvo en Alicante, donde logró tener jornada doble a cambio de fines de semana más largos para estar con sus hijos en Valencia.
En 1979, en cualquier caso, arranca su trabajo en la Facultad de Medicina. De eso hace 26 años. Su jubilación marcó el final de dos etapas: la laboral, en su caso, y la de la propia centralita de la facultad, que se ha trasladado a los servicios centrales de la Universitat de València.
"He tenido compañeros y compañeras maravillosas y siempre me he llevado bien con todo el mundo", explica. Tres de ellas, con la excusa de una comida de despedida, la llevaron "engañada" a una fiesta de despedida sorpresa.
Uno de los participantes de esta fiesta fue el Decano de la Facultad de Medicina y Odontología, Esteban Morcillo, que ayer destacaba el "talante" alegre de Joaquina y sus ganas de trabajar. "Ha hecho del trabajo parte de su vida", explica Morcillo.
La Facultad de Medicina requirió en marzo al ministro de Trabajo, Jesús Caldera, una distinción para una persona cuya "personalidad" y "encomiable capacidad de trabajo le han valido el respeto y el afecto de las personas que trabajan en este centro".
La primera noticia de que la petición era tenida en consideración le llegó a Joaquina de boca del Delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Antoni Bernabé. El propio ministro de Trabajo se puso en contacto con ella poco después para darle la noticia.
La biografía de Joaquina tiene nexos comunes con la de muchos ciudadanos españoles, que avanzaron a trompicones durante los años de la dictadura franquista.
Su familia se marchó a Francia cuando ella tenía nueve años por motivos políticos. Casada con un inmigrante valenciano en Francia, su primera etapa en Valencia empieza cuando se instalan en Benimàmet en 1965. Su ahora ex marido trabajó en aquella época en Macosa -germen de la actual planta de Vossloh en Albuixech-. La tranquilidad dura poco y en 1969 su ahora ex marido entra por primera vez en la cárcel (durante nueve meses) tras la caída de la dirección de Comisiones Obreras en Valencia. La situación le lleva a abandonar Valencia en 1971, donde deja tras de sí también una petición del fiscal de 19 años. Con la amnistía de 1976 la familia vuelve a reunirse en Valencia.
Joaquina Sánchez se mostraba ayer contenta. Está jubilada. Vive sola en su piso de Valencia. Sus hijos tienen ya 41, 40 y 39 años. Y es de las que opina que cualquier tiempo pasado no fue mejor. "He pasado mucho para pensar eso".
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