_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La derecha y la lengua

El presidente Camps habló en valenciano ante el Comité de las Regiones en Bruselas. Es la primera vez que un político utiliza nuestra lengua en la UE. Felicitémonos por tan importante evento. El presidente Camps citó a Ausiàs March, al Tirant lo Blanch y hasta citó a Sant Vicent Ferrer, aquel que dirigiéndose a los valencianos de la comarca de los Serranos les decía: "Vosaltres de la Serranía, que estats enmig de Castella e de Catalunya, e per ço prenets un vocable castellà e altre català". Y defendió el valenciano como "signo de riqueza española". Lástima que de esta "riqueza" no haga el uso habitual que merece como presidente de la Generalitat. A lo más que llega es a utilizarla a modo de pinceladas folklóricas y en determinadas ocasiones. Curiosamente, casi al mismo tiempo en que esto sucedía en Bruselas, en Madrid, el también político de la derecha valenciana y diputado del PP, Ignacio Gil Lázaro, protagonizaba un acto en el Congreso que, generosamente, uno calificaría de ridículo. Se reunía la Mesa de la Cámara y la diputada valenciana por EU, Isaura Navarro, secretaria cuarta de la Mesa, propuso que en los tarjetones con que los grupos parlamentarios felicitan las navidades, el tradicional "Feliz Navidad" figurase también en las lenguas autonómicas. Gil Lázaro, vicepresidente cuarto, aceptó la propuesta, pero con una condición indispensable: que el "Bon Nadal" figurase dos veces en el tarjetón, una por el catalán y otra por el valenciano. La absurda condición no fue aceptada, como es lógico, por la Mesa. Con lo cual, y ante la intransigencia de Gil Lázaro, la propuesta de Navarro quedó en nada. Lo curioso es que el diputado justificaba su propuesta "para no incumplir la legalidad". ¿Pero qué legalidad? La legal Academia Valenciana de la Lengua, creada por el PP, tiene acordado que catalán y valenciano son la misma lengua. ¿Entonces? Para la derecha valenciana, esto de la lengua le resulta embarazoso. Por un lado, no la usa, no la considera una "riqueza", como hace Camps. Y cuando quiere defenderla, hace el ridículo, como Gil Lázaro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_