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Reportaje:GIRA DE BUSH POR ASIA

Rivales y socios al mismo tiempo

Washington y Pekín se vigilan de reojo al tiempo que intentan limar sus diferencias

La visita que el presidente estadounidense, George W. Bush, inicia el sábado a China es considerada de máxima importancia por Pekín, que espera durante este viaje limar diferencias con su rival y socio. Entre los asuntos que Bush abordará con los líderes chinos figuran Taiwan, las relaciones comerciales, la crisis norcoreana, la gripe aviar y los derechos humanos. Estados Unidos es el segundo socio comercial de China, tras la Unión Europea, y ambos países comparten posición en asuntos como la no proliferación de armas de destrucción masiva o la lucha contra el terrorismo. Pero Washington ve con preocupación el auge de la potencia asiática, mientras Pekín rechaza el apoyo estadounidense a Taiwan y sus continuas críticas a la situación de los derechos humanos.

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Cuando la semana pasada George W. Bush fue preguntado en una entrevista en la cadena de televisión Phoenix, de Hong Kong, cuyas emisiones se ven en el continente, si considera a China una amenaza, un socio, un competidor o una oportunidad, el presidente estadounidense respondió: "Supongo que todos estos adjetivos definen en cierto modo una relación que es complicada".

No sólo Bush opina de este modo. Pekín, que como Washington se debate entre el amor y el odio, coincide en este punto. "Nuestra relación es muy fuerte, pero también es complicada", aseguran fuentes oficiales del Ministerio de Exteriores chino. "La visita de Bush es muy importante. Compartimos una responsabilidad global, en asuntos como la no proliferación de armas de destrucción masiva, por ejemplo en Corea del Norte, y el cambio climático. Además, es el país con el que tenemos mayores intercambios comerciales. Pero discrepamos en temas como Taiwan o los derechos humanos", señala la fuente.

Aunque Washington defiende el statu quo en Taiwan -que Pekín considera parte irrenunciable de su territorio- y reconoce la política de una única China, es al mismo tiempo el principal valedor y suministrador de armamento de la isla. Por ello, la declaración realizada ayer por Bush en Japón elogiando a Taiwan como modelo de libertad y democracia irritó especialmente al Gobierno del presidente Hu Jintao, siempre sensible a todo lo que tenga que ver con la isla.

China y EE UU se miran con suspicacia, ya que tras los intereses comunes subyace una cuestión más amplia: cómo aborda Washington el creciente poderío económico y militar chino y su cada vez mayor influencia en la escena internacional; un ascenso que desde China se insiste en que es "un ascenso pacífico".

Xiong Guangkai, un alto responsable militar, dijo el lunes pasado que China espera recibir durante la visita de Bush -que durará dos días- un reconocimiento claro de su papel como factor de estabilidad, seguridad y desarrollo en Asia-Pacífico.

Una de las principales fuentes de tensión es el gran déficit comercial estadounidense con China, que se prevé que este año supere 200.000 millones de dólares. Bush lo ha calificado de "una carga". Los fabricantes estadounidenses aseguran que es el resultado de prácticas comerciales injustas, como subsidios, y de una infravaloración de la divisa china (el yuan o renminbi).

Valor del yuan

Aunque Pekín puso fin el pasado julio a la dependencia única de su moneda del dólar y la revaluó un 2,1%, Washington considera que no es suficiente. China ha replicado repetidas veces que llevará a cabo las reformas a su ritmo, y ha asegurado que permitir una apreciación demasiado rápida podría provocar deflación.

Bush también instará a los dirigentes chinos a que hagan más para proteger los derechos de propiedad intelectual y luchen contra la piratería, ampliamente extendida por todo el país. Y abordará uno de los temas que más irritan a Pekín: los derechos humanos. "EE UU sólo mira la situación de los derechos humanos fuera de sus fronteras. China es un país muy grande, y sabemos que tenemos problemas. Pero hay que comparar cuál era la situación hace 20 años y cuál es ahora", dice el diplomático chino, que, sin embargo, rechaza las críticas de organizaciones de derechos humanos y de libertad de prensa, que aseguran que Pekín está endureciendo la represión de la disidencia y las restricciones a la información. Tras finalizar la que será su tercera visita a China como presidente, Bush viajará a Mongolia.

Una pancarta contra Bush cierra una marcha de protesta en Seúl.
Una pancarta contra Bush cierra una marcha de protesta en Seúl.REUTERS

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