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Reportaje:

Fin del toque de queda en el 'pub'

Fracasa el último intento contra la liberalización de horarios de los bares

Sólo la guerra de Irak o la prohibición de la caza del zorro han provocado en Inglaterra una polémica nacional semejante a la que se vive estos días por algo que en el continente es pura normalidad: poder tomarse una copa en el bar de la esquina bien entrada la noche. Para algunos ingleses -entre los que están los tabloides, la dirección del Partido Conservador y algunas secciones de la policía y del poder judicial- el país se va a ver sumido en el caos cuando el 24 de noviembre empiece a aplicarse la nueva ley de licencias para la venta de alcohol, que acaba con el rito de cerrar todos los pubs del país a las once de la noche en Inglaterra y Gales.

Tan grave es la situación que el Partido Conservador hizo todo lo posible para que los Comunes volvieran a votar esa ley, aprobada en la anterior legislatura, con la esperanza de que el Gobierno -con una mayoría más reducida que entonces- acabe perdiendo y dé marcha atrás. Anoche este último intento de frenar la liberalización fracasó por 228 votos contra 302 en la Cámara de los Comunes.

El Gobierno cree que la gente va a beber mejor y no va a salir a la calle en 'manadas' a las once de la noche

Los mismos que acusan a los laboristas de patrocinar un Estado-niñera cuando intenta legislar para prohibir fumar en lugares públicos o cuando se propone reducir los niveles de obesidad de la población se oponen ahora a que ese mismo Estado-niñera levante la restricción del acceso a los bares, una tradición que se instauró en la I Guerra Mundial para evitar el absentismo laboral en un momento en que el país necesitaba aumentar sus ratios de productividad para cubrir las necesidades armamentistas.

El Partido Conservador, en cuyas raíces está desde siempre la defensa de los derechos individuales frente al poder del Estado, cree que no se pueden liberalizar los horarios hasta que no se controle el problema de los bebedores compulsivos, el llamado binge drinking. Pero muchos expertos creen que el cierre temprano está precisamente en la base de la ansiedad al beber porque los bebedores aprovechan el tiempo al máximo.

Los críticos creen que la libertad de horarios en la venta de alcohol va a hacer que la gente beba más y combaten la creencia del Gobierno de que lo que va o ocurrir es que la gente va a beber mejor y, sobre todo, no se va a ir a su casa en manadas a las once de la noche, uno de los factores que según los primeros informes judiciales degenera en batallas campales y violencia gratuita en los cascos antiguos de pueblos y ciudades. Una asociación de jueces llegó a decir que debido a que los "pugnaces y belicosos" ingleses tienen la costumbre de "pelearse a la más mínima provocación", la consecuencia de la ley será "un aumento de los delitos de violación y agresiones que provocan heridas graves".

Los tabloides llevan meses denunciando la epidemia de bares abiertos las 24 horas que va a acabar asolando el país. En realidad, las posibilidades de que eso ocurra son muy remotas. Según las cifras divulgadas ayer por el Gobierno, sólo 160 pubs en todo el país han pedido licencia para abrir día y noche y el sector estima que, de estos, sólo un 40% acabarán abiertos las 24 horas. El resto piden la licencia para poder abrir a horas intempestivas coincidiendo con acontecimientos deportivos en otros continentes sin tener que pedir permiso cada vez.

En Inglaterra y Gales hay 160.000 locales con licencia para vender alcohol, incluyendo pubs, cafeterías, clubes, discotecas, restaurantes, colmados y supermercados. De este total, sólo 700 han pedido licencia de 24 horas, la mayoría de ellos supermercados o colmados que ahora ya abren durante la noche pero que a las once de la noche ya no pueden vender alcohol.

Un grupo bebiendo en un <i>pub</i> del centro de Londres.
Un grupo bebiendo en un pub del centro de Londres.ULY MARTÍN

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