Las sandalias del pescador
He leído en su periódico que el Papa ha cambiado las sandalias del pescador por unos zapatos de Prada. Qué vergüenza. En mi opinión, se trata de una señal de los tiempos en que vivimos tan evidente como la serpiente de fuego que se ha despertado en Francia. Desde mi punto de vista, el materialismo rampante es como una rata que rasca un muro. Da asco. Da asco que la gente de fe se diga: "¿Por qué voy a alimentar a quien Dios si quisiera podría alimentar?". Y que la gente no creyente, como no tiene que dar cuentas a nadie, se excuse pensando no en lo que tiene, sino en lo que le falta. El primer mundo me recuerda cada vez más a María Antonieta, no sé por qué. Ah, sí, debe ser por aquella pequeña frase que se le atribuye: "¿No tienen pan? ¡Pues que coman bollos!".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.