La Florida de Europa
Cientos de miles de jubilados extranjeros eligen España para disfrutar de su retiro. Una tendencia que va en aumento
Como en Las chicas de oro, aquella serie de los años ochenta en la que cuatro amigas se mudaban a Miami (Florida) para disfrutar de su jubilación, cientos de miles de mayores europeos se han trasladado a las costas españolas. El objetivo: vivir sus años dorados mientras aún son activos e independientes en un entorno donde el clima es agradable y las infraestructuras de ocio están a la vuelta de la esquina. La tendencia no es nueva, pero va en aumento y en los próximos años será imparable.
La Costa del Sol (Málaga), la Costa Blanca (Alicante), Baleares y Canarias concentran a estos inmigrantes privilegiados. Nadie conoce los datos exactos del fenómeno por la reticencia a empadronarse. Los extranjeros residentes de más de 65 años, la mayoría de la UE, suman 155.590, según Las personas mayores en España. Informe 2004, del Imserso. El Instituto Edad y Vida, formado por empresas del sector, calcula que hay 135.000 alemanes, 226.000 británicos y 35.000 escandinavos de más de 55 años residiendo en España.
"Muchos han vendido su casa en su país y se han comprado una aquí", relata un experto
Uno de cada cuatro pacientes atendidos en el hospital comarcal de la Costa del Sol es foráneo
"España va a convertirse en uno de los más importantes países de destino para personas mayores", opina Rafael Iglesias, miembro de la junta directiva de Edad y Vida, y director general de Sanyres, empresa que ha abierto una línea de negocio dirigida a extranjeros. La compra de un piso o un chalé en una localidad costera es lo más habitual. En el litoral malagueño se vendieron 18.000 viviendas a no residentes en 2004, y 15.000 en la comunidad valenciana, según la patronal de los promotores. Los compradores tienen una media de edad de 58 años.
"Dan un paso arriesgado; muchos han vendido su casa en su país y se han comprado una aquí", explica Vicente Rodríguez, investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas en el Instituto de Economía y Geografía. "Son cada vez más jóvenes en cuanto a salud. Tienen 55 años, les quedan 25 o 30 años de vida útil; les merece la pena". En una década comenzarán a retirarse las generaciones del baby-boom europeo.
Actividad e independencia son dos conceptos clave para unos mayores que no lo son tanto, y que vienen con la idea de disfrutar del sol, el golf, el Spa, los paseos o la gastronomía, con unas pensiones más altas y que cunden más en España. Los senior resorts, o complejos residenciales para mayores, tratan de aunar la independencia de un apartamento o un chalé con los servicios, el ocio y la seguridad, un producto copiado de EE UU.
Entre la Costa del Sol y la Costa Blanca se están desarrollando más de una decena de proyectos, y ya hay varios funcionando. La primera fase de Sol Andalusí, en Alhaurín de la Torre (Málaga), tiene 240 apartamentos de uno y dos dormitorios y bungalós, con precios desde 225.000 hasta más de 500.000 euros. A las piscinas, gimnasio, restaurante, clases de español o sevillanas se suman la vigilancia 24 horas, el botón de alarma en dormitorios y baños, una enfermera en el complejo y la visita dos días por semana de un médico.
El inglés Frank Moses, que no aparenta sus 83 años, vive con su perro Sparkly en un apartamento de un dormitorio (55 metros cuadrados) desde julio. Enviudó el año pasado, y decidió seguir a su hija y a su yerno, que querían buscar trabajo en España. "No tiene sentido que me quede solo en Inglaterra, en una casa tan grande", explica. "Tengo relación con más gente aquí que en mi país. Bajo, e inmediatamente estoy hablando con alguien", describe.
"Les gusta el ambiente, la tranquilidad, y que les demos todo hecho. Quieren independencia, pero que si necesitan algo, se lo facilites", explica Blanca Martínez, adjunta a la dirección de Sol Andalusí. Como la mayoría de los extranjeros que dan este paso, Moses había visitado España como turista. Su pensión como directivo de British Telecom es "suficiente" para pagar 1.500 euros al mes entre alquiler y comunidad. Por las mañanas, lee el Daily Telegraph y pasea con su perro. A veces, baja al pueblo, o se toma unas tapas en el bar.
La idea, según Martínez, es que con los años, cuando los clientes necesiten más asistencia, estén preparados también para atenderles. Precisamente la falta de servicios específicos para la tercera edad frena a mucha gente que quiere afincarse, opina Isidoro Ruipérez, presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. "Los europeos tienen un mayor nivel de exigencia de asistencia geriátrica, no basta la buena temperatura, demandan servicios. Una adecuada atención no se puede improvisar".
De momento, es el sector privado el que cubre esta demanda, excepto en el ámbito sanitario. La Sanidad pública española goza de gran prestigio entre los extranjeros. Uno de cada cuatro pacientes atendidos en el Hospital Comarcal Costa del Sol, de Marbella, es foráneo. En un año, la facturación por extranjeros atendidos es casi de cuatro millones de euros, muchos por patologías relacionadas con edades altas, asegura Jesús Manuel Carrasco, jefe de servicio de Tesorería y Facturación del hospital. "Gastan, pero también son una gran fuente de ingresos" en otros sectores, defiende Ruipérez.
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