El enemigo
Estamos en un estado de exageración, así que llamo a la Conferencia Episcopal y me aseguran que la manifestación de hoy, en Madrid, no es contra el Diablo. La anterior, sí, algo tenía contra O Compadre, que es como llaman los portugueses en confianza a Belcebú. Entonces, insistí, ¿no se trata de una nueva manifestación contra el enemigo?
-¿Qué enemigo?
Me quedé anonadado. Era una respuesta insólita. ¿Con quién estaría hablando?
-¿Qué enemigo va a ser? -balbucí-. Todos esos. Los que predica su radio. El Gobierno judeo-masón, los homosexuales, los subsaja (inmigrantes), los cineastas, los catalanes, Carod, Eto'o y Ronaldinho, las feministas, las células madre...
-El cristianismo -declaró- no es compatible con la producción sistemática de odio. Esa dialéctica permanente que divide a la sociedad en amigos y enemigos va contra el espíritu mismo del Evangelio.
Aquel portavoz tan razonable me estaba estropeando la entrevista. Lo del Evangelio era ya el colmo. ¡Aún si citara al Código Da Vinci! Sospeché que era el desaparecido Blázquez, teórico sucesor del cardenal Rouco.
-Oiga, ¿usted no escucha su emisora?
-Haga como yo. Despierte con el Dixit Dominus, de Händel.
-Dicen que España está rota, la religión perseguida...
-Son formas de hablar. Hay mucha competencia. Fíjese en lo que decía el obispo Olaechea, obispo de Pamplona allá por el 46: "El baile agarrado es una burla a la España que ganó la Cruzada". ¡Ya ve! ¿Dónde ha ido a parar el baile agarrado? Y el cine. ¿Sabe usted lo que decía del cine el célebre guía espiritual padre Ayala en 1948?: "El cine es la calamidad más grande que ha caído sobre el mundo desde Adán a nuestros tiempos. Más calamidad que la bomba atómica". Del Estatut se han dicho cosas fuertes, pero nada comparado con el cine.
-Bueno, muchas gracias. Adiós monseñor Blázquez.
-¿Blázquez? ¡Nada de Blázquez!
Escuché una risa burlona y luego una voz que murmuraba: "Alguien tendrá que atender la Iglesia los días de manifestación". Era él. Allí estaba el viejo cascarrabias. O Compadre.
