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La explosión de gas de Tarragona se cobra cinco vidas, cuatro de la misma familia

La policía considera que la hipótesis más probable es que el siniestro fue intencionado

Una mujer, sus tres hijos pequeños -un bebé de mes y medio, un niño de tres años y otro de cinco- y un varón adulto son las víctimas mortales de una colosal explosión de gas natural que el jueves por la noche voló por completo una planta y media del edificio ubicado en el número 72 de la Rambla Nova de Tarragona, en pleno centro de la ciudad. La explosión, según Xavier Sabaté, delegado de la Generalitat, se originó en la tercera de las cuatro plantas del bloque. En este piso residía desde hacía dos días el varón adulto fallecido, que se había separado recientemente. Un hombre alemán que pasaba por delante de la casa en el momento de la explosión, las once de la noche, está herido muy grave y se teme por su vida.

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La policía trabaja con la hipótesis del suicidio como principal causa del trágico siniestro. Fuentes cercanas a la investigación del caso aseguraron que la concentración de gas en la tercera planta tuvo que ser descomunal y expusieron dos razones que refuerzan la idea de que se trató de un hecho provocado intencionadamente: por una parte, la explosión hizo pedazos las gruesas paredes de un viejo edifico restaurado hace 15 años; por otra, el gas natural, que es inodoro en estado natural, al ser tratado por la industria lleva incorporado un elemento que le confiere un fuerte olor característico, que tiene como misión precisamente alertar de una posible fuga.

La explosión fue enorme, impresionante, resonó en todo el centro de Tarragona. La concentración de gas debió de ser elevadísima para causar un estallido tan terrible y semejantes destrozos, lo que hace suponer que alguien dejó fluir el gas intencionadamente.

Un edificio señorial

El tejado y la última planta de un bloque de pisos señorial, incluido en el catálogo del patrimonio municipal de Tarragona, se elevaron tras la explosión y se precipitaron sobre la estructura del inmueble. Del bloque, de planta baja y cuatro pisos, únicamente resultó intacta la planta inferior. Los destrozos fueron mayores en los pisos superiores.

Tras la explosión, los cuerpos de Olga A. A., una médica traumatóloga de 37 años, y sus tres hijos, que vivían en la cuarta planta, fueron a parar a la calle, junto a toneladas de gruesos escombros. Los dos niños mayores fueron hallados muertos el jueves por la noche. La madre fue rescatada con vida, pero murió poco después en el hospital Joan XXIII. El bebé de 45 días falleció ayer en el hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona, centro materno-infantil de referencia, adonde fue trasladado desde Tarragona.

Los médicos habían logrado estabilizar al bebé en el hospital de emergencia que se montó frente a los escombros de la casa siniestrada la misma noche del accidente, aunque la gravedad de las lesiones que presentaba el pequeño hizo temer siempre lo peor a los facultativos.

El esposo de Olga A. A. y padre de los niños fallecidos, que se hallaba con ellos en su domicilio, sorprendentemente no sufrió ningún daño físico, ya que probablemente se hallaba en un lugar del piso alejado de aquel en el que se encontraban su esposa y sus hijos, en el balcón, según fuentes de la investigación. En cambio, psíquicamente está destrozado y necesita apoyo psicológico, según afirmó ayer el alcalde accidental de Tarragona, Francesc Ricomà.

La fatalidad quiso que los pesados cascotes que cayeron a la calle dieran de lleno a un ciudadano alemán de 53 años, que se hospedaba en un céntrico hotel tarraconense y que en aquel momento pasaba por allí. Tras una operación de más de seis horas, el hombre, que tiene múltiples traumatismos, uno de ellos craneal, se halla en un estado de gravedad extrema en la unidad de cuidados intensivos del hospital Joan XXIII.

Esta persona iba acompañada por otro hombre, de 41 años que sufre también traumatismos, pero de menor gravedad, por lo que los médicos no temen por su vida.

Hallado el desaparecido

Ayer a mediodía, los bomberos y especialistas que trabajaban sacando escombros del inmueble en busca de la persona desaparecida localizaron el cuerpo sin vida de José B. V., un profesor de alrededor de 47 años, en la tercera planta del inmueble, donde se produjo la explosión. Según testigos presenciales, el cuerpo, sepultado bajo los escombros, fue hallado encima de un sofá.

Por su parte, la junta de portavoces del Ayuntamiento de Tarragona acordó ayer tres días de luto oficial por el suceso más trágico que ha vivido la ciudad en los últimos años. El arzobispo, Jaume Pujol, oficiará hoy los funerales de la madre y los tres niños a las doce del mediodía en la catedral de Tarragona.

Durante el día de ayer los bomberos concentraron su trabajo en asegurar el edificio y en retirar los escombros de la vía pública. Era un trabajo lento, porque la prioridad de la investigación era localizar a José B.V. Durante la mañana, fueron llegando al número 72 de la Rambla Nova vehículos especiales para acometer el derrumbe total del inmueble, cuya estructura ha quedado muy afectada por la explosión.

Las viviendas colindantes de la siniestrada, que fueron desalojadas durante la madrugada del jueves, no han sufrido daños estructurales, aunque los vecinos no podrán regresar de momento a sus casas, como medida precautoria. El Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat ha puesto a disposición del Ayuntamiento de Tarragona cinco viviendas para que pueda realojar a esas personas.

Los bomberos de la Generalitat trabajan en el desescombro de las plantas superiores del edificio en el que se produjo la explosión.
Los bomberos de la Generalitat trabajan en el desescombro de las plantas superiores del edificio en el que se produjo la explosión.JOSEP LLUÍS SELLART

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