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Análisis:A LA PARRILLA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

España me pone

Ayer los tertulianos de Los desayunos de TVE comentaron la conferencia de presidentes autonómicos en el Senado. Pusieron imágenes del cántabro Miguel Ángel Revilla, que dijo: "Cantabria me pone, España también me pone". Se rieron mucho los que le vieron, pero, en el fondo, la frase suena a esas campañas que, con dinero público, hacen los Gobiernos autónomos. "Cataluña le sienta bien a tu corazón", dice uno de estos inútiles anuncios. No creo que Rodríguez Ibarra opine lo mismo. Entre el "Cantabria me pone" y el "Madrid me mata" está, me temo, la historia de la transición.

En una de las promociones de la cadena Cuatro, Carlos Latre ironiza sobre las contradicciones de la televisión: "Si alguna vez hacemos telebasura, prometemos reciclar. Seremos zafios pero respetuosos con el medio ambiente". ¿Humor o cinismo? Realismo: la televisión es reciclaje en estado puro. Cuando Deborah Ombres sale en su Rompecorazones (Cuatro) y explica las instrucciones de un concurso que, según ella, "le da un repaso" a los famosos, utiliza como materia prima lo más zafio de la programación. Y los que comentamos por escrito lo que vemos en la tele también contribuimos a completar este círculo ecológico de reciclaje.

Beatriz Gómez, la concursante de Gran Hermano 7 (Tele 5) apodada La Marquesa, abandonó la casa. Dice que no aguanta más, un sentimiento que comparten muchos espectadores. También afirma estar sufriendo el síndrome de abstinencia del tabaco. Urge un canal para fumadores o la presencia de un médico dentro de la casa. El médico que interpreta Albert Espinosa en Abuela de verano (TVE), en cambio, sigue inspirado. El martes se declaró a la mujer de su vida. Fue una de esas escenas que si la hicieran Tom Hanks y Meg Ryan pasarían a la historia de la ficción tierna y sentimental. Y contra el amor romántico, una realidad cruda, sórdida e implacable: la trata de blancas. De eso habla Matrioshki (Cuatro), una serie que se apuntó a la moda de programar los capítulos de dos en dos. La dosis fue excesiva: a estas horas no hay quien aguante tanta realidad.

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