Dudas sobre el comportamiento de la policía en la periferia
La muerte de Bouna Traoré, de 15 años, y Zyed Benna, de 17, electrocutados el pasado 27 de octubre, aparece bajo una nueva luz tras la publicación, por el diario Le Monde, de los mensajes radiofónicos intercambiados por los agentes de policía. "Creo que los sospechosos están entrando en el recinto de EDF [la compañía eléctrica] y habría que traer más gente aquí para rodear el barrio porque van a salir", dice uno de ellos desde el lugar de los hechos. Luego, tras recibir la confirmación de que su mensaje fue bien recibido, el policía añade: "La verdad es que si entran en las instalaciones de EDF, no apostaría por su vida". 45 minutos más tarde ya se sabía que los dos muchachos habían muerto.
Los agentes intentaron comprobar primero si Bouna y Zyed habían optado por desafiar la señalización de "peligro de muerte" asomándose a lo alto de la verja que rodea el edificio de EDF. "Vi unas siluetas pero me pareció que estaban en el solar vecino, ocultándose", matizó el agente ante el juez, corrigiéndose también respecto al empleo de la formula "están entrando" que, según él, no significa una real introducción en el lugar sino una orientación de los presuntos fugados.
El Ministerio del Interior no supo aclarar hasta ahora si Bouna y Zyed eran perseguidos por los agentes y si éstos tenían alguna razón para ello. Fue la muerte de ambos jóvenes lo que desencadenó la espiral de violencia.
En el caso de la bomba lacrimógena supuestamente lanzada al interior de una mezquita el 30 de octubre y que tanto parece haber contribuido a aumentar la furia de los manifestantes, pruebas fotográficas demuestran que dicha bomba no cayó dentro del lugar de culto, sino que fue recogida fuera y llevada a su interior. ¿Por un policía? La hipótesis es improbable y parece más lógico pensar que se trata de la acción de alguien que quiso desacreditar a las fuerzas del orden ante la población de origen extranjero.
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