Descendientes de un rey manchú
La atribución de un linaje genético en China a un miembro de la dinastía Qing se explica por su gran número de concubinas
Los genetistas han hallado un importante linaje de cromosomas Y en poblaciones del norte de China que, creen, puede caracterizar a los descendientes de uno de los conquistadores manchúes que fundaron la dinastía Qing (pronunciado ching) y gobernaron China de 1644 a 1911. Dado que el fundador del linaje vivió hace unos 500 años, de acuerdo con los cálculos basados en la tasa de cambio genético puede haber sido Giocangga, fallecido en 1582, abuelo del líder manchú Nurhaci. Al menos 1,6 millones de varones son hoy portadores de este cromosoma Y manchú, afirma Chris Tyler-Smith, de la Universidad de Oxford, director del equipo de genetistas ingleses y chinos. Sin embargo, varios historiadores han expresado sus reservas y señalan que les gustaría ver más pruebas, entre ellas exámenes a descendientes actuales de la nobleza Qing.
El ancestro común del cromosoma Y vivió hace 500 años y pudo ser Giocangga
No es el primer ejemplo de extraordinaria procreación masculina que Tyler-Smith ha sacado a la luz. Hace dos años, tras una investigación de cromosomas Y en todo el este de Asia, descubrió un linaje (formado en la actualidad por 16 millones de varones) que consiguió asociar con la casa real mongol y con Gengis Jan.
Supuestamente, el cromosoma Y mongol se extendió tanto por el gran número de concubinas acumulado por Gengis Jan y sus parientes. Los gobernantes manchúes, aunque no llegaron al extremo de Gengis Jan, también consiguieron extender tanto su linaje, insinúan Tyler-Smith y sus colaboradores, porque podían mantener muchas concubinas. Hasta un noble de noveno rango de la dinastía Qing tenía derecho a recibir un estipendio anual de 11 kilos de plata y 22.000 litros de arroz.
Tyler-Smith identificó un linaje del cromosoma Y sorprendentemente común entre siete poblaciones dispersas por el norte de China, pero ausente en los han, la etnia a la que pertenece la mayoría de los chinos, explica en un artículo que se publicará en diciembre en The American Journal of Human Genetics. Los manchúes de la dinastía Qing parecen los mejores candidatos para ser el origen de este linaje, porque en 1911 había más de 80.000 miembros oficiales de la dinastía, de acuerdo con una historia de los manchúes escrita por Mark C. Elliott, profesor de Harvard. Contando el número de mutaciones en el cromosoma Y del linaje, Tyler-Smith calculó que el ancestro común de todas las ramas de éste vivió hace unos 500 años y, por consiguiente, probablemente fuera el patriarca manchú, Giocangga.
Un rasgo desconcertante que presenta el descubrimiento de los genetistas es que el cromosoma Y manchú que han identificado es bastante escaso en Liaoning, la provincia de origen. A Elliott esto no le parece necesariamente sorprendente, porque muchos manchúes salieron de su tierra natal y se reasentaron en Pekín después de la fundación de la dinastía Qing. James Lee, historiador demográfico en la Universidad de Michigan, comentó en un mensaje electrónico enviado desde Pekín que la afirmación de que se ha hallado un vínculo genético con la nobleza imperial Qing en grupos étnicos del norte "parece bastante forzada", porque la mayor parte de la nobleza vivía en Pekín y en Liaoning. Tyler-Smith respondió que sus colaboradores de Pekín se pusieron en contacto con varios descendientes documentados de la nobleza y los invitaron a participar, pero ninguno aceptó. "Nuestra explicación hipotética sigue sin demostrarse", escriben, "a pesar "de disponer de importantes apoyos circunstanciales", al no haber podido encontrar nobles Qing vivos para hacerles la prueba.
Elliott contestó que conocía varios descendientes bien documentados de la familia real Qing, y que un anuncio en un periódico de Pekín podría atraer a varios cientos, o incluso a varios miles. Explicaba que, a menudo, los Qing contrajeron matrimonio con los mongoles para establecer alianzas políticas, lo cual explica la presencia del cromosoma manchú en Mongolia. Esto podría haberse dado también en los grupos étnicos del norte en los que el cromosoma manchú es corriente, como Oroqen, Hezhe y Ewenki, aunque esos pueblos de la montaña "no se casaron con miembros del linaje imperial Qing, al menos en cifras apreciables", dice.
El hecho de que un solo hombre procree muchos hijos es un ejemplo de lo que los biólogos denominan selección intrasexual masculina. Tyler-Smith explica que los cromosomas manchú y mongol son las únicas improntas genéticas de este tamaño que él ha detectado en las poblaciones de Asia Oriental, pero que es probable que haya más ejemplos en otras partes.
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