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La presidenta del Tribunal Superior vuelve a criticar las reformas judiciales del nuevo Estatut o

El consejero Vallès recuerda que los jueces deben aplicar las leyes que aprueban los parlamentos

María Eugenia Alegret, presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), volvió ayer de nuevo a la carga y censuró algunas de las reformas que prevé el proyecto de Estatuto catalán. En su opinión, la creación de un Consejo de la Justicia de Cataluña comportará la politización de la justicia, porque sus seis integrantes, además del presidente, se nombrarán a propuesta del Parlamento catalán. Según la presidenta del TSJC, esa reforma supondrá "la introducción de la lucha de partidos" e irá en detrimento de la indenpendencia de los jueces.

Las críticas formuladas ayer por Alegret tienen una especial trascendencia porque las realizó en el acto de toma de posesión de los 21 nuevos jueces destinados en Cataluña. En ningún momento mencionó la palabra Estatuto, ni Consejo de la Justicia de Cataluña o Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Fueron rodeos lingüísticos pero que sirvieron para desacreditar, en materia de justicia, el texto estatutario, aprobado por casi el 90% del Parlamento catálán. Y de paso, arremeter también contra algunas de las reformas judiciales que prepara el Gobierno central.

El consejero de Justicia, Josep Maria Vallès, rechazó entrar al trapo a Alegret y prefirió quedarse con la frase del discurso en la que elogiaba al departamento. Sin embargo, Vallès sí recordó que, en democracia, corresponde a los jueces aplicar las leyes que aprueban los parlamentos, sean autonómicos o estatales.

Sin dirigirse a nadie en concreto, Alegret aseguró: "se deberán explicar qué razones de eficiencia" han llevado a cambiar las competencias de la Sala de Gobierno del TSJC, un híbrido que apenas tiene desconcentradas algunas competencias del órgano de gobierno de los jueces y cuya continuidad está más que cuestionada por los sectores progresistas de la judicatura. Alegret considera que "la proximidad y el contacto" de los parlamentarios catalanes con los vocales del Consejo de la Justicia de Cataluña que les propondrán sólo servirán para "agravar" los defectos que actualmente tiene el CGPJ, que será el que los nombre.

Previamente a las críticas, Alegret dijo a los jueces que su presencia en la Escuela Judicial de Vallvidrera habría servido para "superar endémicos prejuicios sobre Cataluña", elogió la lengua catalana y la tradición jurídica de Cataluña y dijo que eran elementos identificativos de una "realidad" que los jueces estaban obligados a proteger.

De los 21 nuevos jueces, 11 son mujeres y 10, hombres. Juraron el cargo 18 y sólo tres prometieron. Únicamente cinco emplearon el catalán en ese acto protocolario. Todos tienen en común, sin embargo, que no serán jueces titulares, sino que van de refuerzo a un juzgado habitualmente muy sobrecargado de trabajo. Y al primer concurso de traslado que salga, es muy posible que se marchen.

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