Una huelga de Cercanías y de autobuses colapsa los accesos del oeste de Madrid

Más de 200.000 pasajeros, según los cálculos empresariales, sufrieron ayer las consecuencias de sendos paros en los trenes de cercanías de Renfe y en 21 líneas de autobuses de la empresa Llorente, cuyos autocares unen los municipios del noroeste y la capital. Los conductores del sindicato SEMAF de Renfe iniciaron los paros en la medianoche del martes y sus protestas está previsto que se extiendan hoy y mañana. Ayer se suspendieron 46 trenes -entre las 6.00 y las 8.30-, mientras que otros 120 convoyes sufrieron retrasos. Por carretera, las cosas no fueron mejor: los autobuses registraban retrasos de más de media hora.

La huelga de conductores de Renfe afectó ayer, sobre todo, a las líneas que circulan por el norte de la región. Según admite Renfe, los paros causaron "aglomeraciones" y "grandes retrasos en los trenes" entre las seis y las ocho y media de la mañana, hora a partir de la cual el servicio empezó a normalizarse. La empresa acusó a "un grupo reducido" de maquinistas de "incumplir" los servicios mínimos.

Los paros fueron mayoritarios en la estación de Chamartín, donde trabajan unos 800 maquinistas. El seguimiento, según SEMAF, fue seguido por el 70% de los trabajadores, que reclaman aumentos salariales.

La otra huelga fue la que llevaron a cabo los 280 conductores de la empresa Autobuses Llorente, que explota 21 líneas interurbanas en el eje de la carretera de A Coruña (A-6). Los servicios de la compañía transcurren desde el intercambiador de Moncloa hasta los municipios de Majadahonda, Las Rozas, Pozuelo de Alarcón y Boadilla del Monte.

Los retrasos fueron muy grandes. "En las cabeceras de Moncloa, Aluche y Las Rozas se llenaron los autobuses" y ya no pudo "entrar nadie más", admite un portavoz sindical. Hoy hay previstos más paros.