En busca de la "España educada"
Maragall agradece la correcta acogida dispensada a la delegación catalana en Madrid
La Cataluña política se desplazó ayer en bloque a Madrid, para asistir al debate parlamentario del nuevo Estatuto, encabezada por el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, que acudió acompañado de su esposa, Diana Garrigosa. A Maragall le sorprendió agradablemente la correcta compostura con que los diputados del PP escucharon las intervenciones de los diputados catalanes que defendieron el proyecto. Existía el temor de que, en particular, el líder de Esquerra Republicana (ERC), Josep Lluís Carod, fuera objeto de abucheos.
Pero eso no sucedió y, en la pausa de mediodía, Maragall lo agradeció públicamente, lo valoró como una "inflexión positiva" en la trayectoria reciente del PP. El debate ha sido "una expresión de la España democrática y educada que mis padres me enseñaron a creer que podía existir y que existió de forma fugaz". Muestra de esa "educación", fue que el líder del PP catalán, Josep Piqué, saludara a Carod, ante una nube de cámaras de televisión. "¿Te hundo si te saludo?", le preguntó. "No, no", fue la respuesta.
El manifiesto en favor de la reforma solicita la complicidad de los otros territorios
Maragall calificó el debate como "momento histórico" en el que la política catalana y española "han doblado un cabo" y dijo que por esta razón tenía un sentimiento de alegría como el que le produjo la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1992, cuando era alcalde de Barcelona. Lo que, dicho por él, es una forma de referirse a un momento de éxito pleno. Relajado, Maragall explicó que quizá un augurio de todo esto había sido el rama de romero que una mujer les había dado a su esposa y a él, antes de comenzar el debate, en el parque del Retiro.
También viajó a la capital una nutrida representación de entidades, asociaciones, sindicatos, colectivos profesionales que lo hizo no sólo para seguir el debate, sino también para dar a conocer un manifiesto de apoyo al proyecto de reforma. Convocados por la entidad nacionalista Òmnium Cultural, numerosos firmantes de este manifiesto celebraron en el Círculo de Bellas Artes, cerca del Congreso de los Diputados, una lectura pública del texto.
Al acto asistieron unas 250 personas, entre las que se contaron algunos, muy pocos, invitados madrileños. Entre ellos destacó la figura de Santiago Carrillo, el veterano ex secretario general del PCE. Carrillo es también uno de los pocos no catalanes firmantes del manifiesto, junto con Isabelo Herreros, secretario general de Izquierda Republicana, el filósofo Javier Sádaba y el diputado de Chunta Aragonesista José Antonio Labordeta. A esta lectura asistieron el presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach, y varios miembros del Gobierno catalán, como su primer consejero, Josep Bargalló, y el consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura. Y, junto a numerosos diputados y dirigentes de CiU, el ex presidente Jordi Pujol.
Cada uno de los párrafos fue leído por una persona. El que correspondió a la actriz Montserrat Carulla era, justamente, una solicitud de complicidad y colaboración a los líderes "de la sociedad civil del resto de territorios del Estado". Se les pedía que denuncien el peligro que constituyen para la convivencia democrática "las campañas anticatalanas" que impulsan "determinados sectores ideológicos y entornos mediáticos". El objetivo de estas campañas es, dice el manifiesto, "impedir el diálogo y la comprensión mutua" entre "los diversos pueblos del Estado español" y dificultar los avances democráticos y sociales "en el conjunto del Estado español".
El manifiesto finaliza afirmando que la aprobación definitiva en referéndum del Estatuto por el pueblo catalán "abrirá una página nueva, positiva y constructiva, tanto de la historia de Cataluña como de la historia de España".
Citar a España por su nombre en este manifiesto no es un detalle irrelevante, pues la mayoría de sus firmantes pertenecen al entorno político de Esquerra Republicana, en el que impera la expresión "Estado español". También en el posterior debate en el Congreso, tanto el nacionalista Artur Mas como el independentista Carod utilizaron repetidamente la palabra España, en contra de lo que es su práctica en el Parlamento catalán.
En una breve introducción, el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Porta, replicó a la tesis del PP de que el Estatuto no responde a ninguna demanda social. Quienes lo defienden en las Cortes "son nuestros políticos", dijo.
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