El amargo retorno de Amina Lawal
La mujer que se libró de morir lapidada vive pobre y oprimida con sus hijas en una aldea de Nigeria
En Kurami, una aldea de Nigeria, malvive Amina Lawal. La mujer, cuya condena a morir lapidada por adúltera desató hace dos años la solidaridad de millones de personas, ve pasar los días recluida en una casa de adobe de la que no puede salir sin permiso de los hombres. "Estoy triste, enferma y no tengo con qué alimentar a mis hijos", comenta. Amina, que no sabe qué es Internet, cree en el destino y en Alá: "No quiero que nadie muera lapidado, pero es Alá quien decide".