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El presidente de la Generalitat tacha de "gravísimo" lo sucedido en el Camp Nou y la oposición lo ignora

El PP quisó ayer provocar un penalti en el área contraria y se encontró con que socialistas y Esquerra Unida habían dejado a Camps en fuera de juego antes de que éste se echase a la piscina. Primero, el portavoz parlamentario del PP, Serafín Castellano, preparó la jugada en la pizarra y jaleó a la hinchada popular. Formuló la pregunta adecuada para que el presidente de la Generalitat se pronunciase sobre lo sucedido el pasado sábado en el Camp Nou (cuando antes del partido FC Barcelona-Osasuna en un acto del Correllengua se mostró un mapa de los países catalanes) e intentó provocar a la oposición con un discurso irritante por reiterativo: "No seremos nunca países catalanes (...) ya hay bastante de meterse con nuestras señas de identidad (...) un acto de apología independentista para atacar a la Comunidad Valenciana".

Luego, el jefe del Consell salió con tono grave a buscar el roce con la oposición. "Los diputados son los defensores de la legalidad vigente y de nuestra identidad como pueblo y deben ejercer su responsabilidad y actuar de manera clara y contundente ante un hecho concreto que no se puede dejar pasar, o de lo contrario se podría pensar que se saltan la ley a la torera y no pasa nada", arguyó Camps, que instó a las Cortes Valencianas a plantear una proposición de ley al Congreso de los Diputados para que se cambie la legislación y se impidan acontecimientos como el registrado en el Camp Nou.

Para Camps, lo sucedido antes del encuentro entre el FC Barcelona y el Osasuna "ha generado el rechazo de todos los españoles y valencianos" porque fue un hecho "gravísimo y atentatorio contra nuestra Constitución". Las proclamas anticonstitucionales no podemos permitirlas", sentenció el jefe del Gobierno valenciano, que se lanzó de cabeza sobre el asunto, mientras sus diputados intentaban caldear el ambiente con aplausos.

Los portavoces de la oposición, Pla y Ribó, optaron por concentrarse en lo suyo, mientras en sus bancadas se miraba al tendido y sólo faltaba que se pusiesen a silbar. Pero no lo hicieron, optaron por el silencio como la mejor manera de ignorar la estrategia del PP.

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