Un congreso aborda en Jaén la figura del olivo como vehículo de cultura a lo largo de la historia
El Instituto de Estudios Giennenses reúne a un centenar de investigadores
El olivo, un árbol milenario cuyo origen se remonta al Oriente más lejano, es algo más que una fuente de renta y generación de empleo. Protagonista de numerosas investigaciones que abarcan desde el beneficio de su aceite para la salud como su presencia simbólica en el arte, su estudio ofrece enfoques diferentes, "pero siempre complementarios". Jaén acoge desde ayer a un centenar de investigadores que participarán en el primer Congreso de la Cultura del Olivo. El escritor Juan Eslava Galán pronunció la conferencia inaugural donde destacó el papel del olivo como "vehículo de cultura".
"El olivo es el árbol sagrado del Mediterráneo y su presencia como símbolo en las manifestaciones culturales y religiosas antiguas también ha llegado a nuestros días", señaló el escritor jiennense, quien se remontó a la época de los fenicios para llegar a la actualidad, "marcada aún por una forma de vida que sigue pivotando en torno al cultivo del olivar".
Organizado por el Instituto de Estudios Giennenses de la Diputación, la Real Academia de Ciencias y Bellas Artes de Córdoba y el Instituto de Estudios Manchegos, este primer congreso nace como un proyecto multidisciplinar que, con un seminario permanente en Jaén, persigue potenciar el estudio, la investigación y la difusión del olivo como referente de la cultura mediterránea. El encuentro se articula en cuatro grandes áreas temáticas como son "Humanismo y olivo (Historia, Arte y Literatura)", "Socioeconomía del olivar"; "Cultivo, calidad y medioambiente" y "Aceite de oliva y salud". En cada una de éstas participan investigadores de toda España procedentes de campos tan dispares como la economía, la medicina, la filología, la historia o la agricultura.
"Era necesario que todos los que investigamos sobre el olivo y su entorno pudiéramos conocer perspectivas que también se manejan desde otras áreas. Hasta ahora se han creado foros médicos sobre los beneficios del aceite de oliva para la salud, también otros relacionados con la economía, pero ninguno aglutinaba una visión científica y global sobre el mundo del olivo y lo que representa en nuestra forma de entender la vida", dice Manuel Parras, director del congreso.
El olivo y el aceite en el arte español, los retos de la economía oleícola en los próximos años o su protección fitosanitaria son algunas de las ponencias que se presentarán a lo largo de la jornada de hoy y mañana en el Centro de Congresos de la Institución Ferial de la capital. Entre éstas destaca la comunicación que dirige la investigadora Oliva Rodríguez, del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, que sitúa en el siglo I antes de Cristo el origen de la domesticación y el cultivo intensivo del olivo en Andalucía, que ya entonces se convirtió en la mayor proveedora de aceite en el mundo. "Está demostrado que el monte Testacio de Roma fue levantado con las ánforas que traían el aceite de oliva desde la Bética", recordó la arqueóloga, quien también admitió que estudios arqueobotánicos en yacimientos íberos constatan la presencia "natural" del olivo en el paisaje de la época.
La presencia del olivo en la literatura latina y en las manifestaciones artísticas de la época y cómo su vigencia se ha transmitido a lo largo del tiempo también es otro de los puntos centrales del encuentro. Joaquín Mellado, catedrático de Filología Clásica de la Universidad de Córdoba, recurre a la poesía de Virgilio, donde el olivo se asocia a la paz. "Ya desde su creación en la mitología clásica aparece asociado a la paz, la victoria y la divinidad, unos conceptos que hoy día siguen vigentes", subraya éste filólogo. Mellado recordó el origen mitológico del olivo, fruto del enfrentamiento entre Palas Ateneas y Poseidón que pretendían el control de Atenas. "Los dioses del Olimpo otorgaron la victoria a la diosa porque fue ella quien creó el objeto más útil para los hombres: Un olivo", añadió.
Esta tarde intervienen, el catedrático de Medicina Interna de la Universidad de Córdoba, Francisco Pérez, y Francisco Mataix, miembro del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de Granada,
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