Shirley Horn, gran dama del jazz apadrinada por Miles Davis
Shirley Horn, cantante y pianista de jazz, falleció el pasado jueves 20, a los 71 años, en su domicilio de Washington DC, como consecuencia de la diabetes que padecía. Fue una cantante diferente a todas: su carrera se desarrolló bajo la influencia protectora de Miles Davis quien, tras escucharla en su disco de debut, Embers and Ashes, le alentó a abandonar su acomodada existencia de ama de casa y viajar con él a Nueva York para actuar delante de su quinteto, en el reabierto Village Vanguard. Corría el año 1960.
Shirley Horn estudió el piano de niña -"aprendí a tocarlo casi antes que a hablar"- y con 14, ya dirigía su primer trío de jazz. Aun cuando la pequeña Shirley se crió entre canciones, lo de cantar en público, ni se le pasaba por la cabeza. "Vengo de una familia musical. La mayoría de las canciones que conozco se las escuché cantar a mi madre. Seguramente, el 75% de mi repertorio actual lo escuché en casa". Pese a ello, no descubrió el tesoro que escondía en su garganta hasta cumplir los 17.
"Estaba tocando en un restaurante-night club de mi ciudad y un cliente habitual llegó con un oso de peluche de mi tamaño y una nota que decía: "Si me cantas Melancholy baby, el oso es tuyo". A mí, entonces, me daba mucha vergüenza cantar en público pero deseaba ese oso, así que lo hice". Alentada por el número creciente de peticiones, Shirley acabó cogiéndole gusto al micrófono. Su fama, aunque reducida al estado del que era originaria, terminó llegando a oídos del trompetista, director de orquesta y productor discográfico Quincy Jones, quien produjo los dos primeros elepés de la cantante para Mercury Records. El éxito nada desdeñable obtenido por ambos discos, aun tratándose de una desconocida para el gran público, alimentó las esperanzas de los directivos de la compañía.
El mundo del negocio parecía abrírsele a quien estaba llamada a tomar el relevo de las grandes Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan y Carmen McRae. No fue así: tan pronto como vio la luz Shirley Horn with Horns, la relación entre la cantante y la discográfica se fue al traste debido a las "diferencias creativas". A ello se unió la reciente maternidad de la artista que le llevó a espaciar tanto sus grabaciones como sus apariciones públicas hasta, prácticamente, dársela por desaparecida. También tuvo que ver en ello su carácter escasamente competitivo e incluso su manera misma de abordar la interpretación.
La voz de Shirley Horn, quien se consideraba a sí misma como "una buena cantante que canta buenas canciones con buen gusto", se deslizaba por los registros bajos y menos llamativos del pentagrama exprimiendo todo su sabor a la música y la letra, sin alzar nunca el tono, calladamente. Ni dentro ni fuera del escenario, la jazzista gustó nunca de llamar la atención.
No fue hasta 1987, con su álbum de debut para Verve, I thought about you, que la cantante y pianista accedió al espacio reservado para la realeza del jazz. De ignorada pasó a ser considerada un punto de referencia por las nuevas generaciones de cantantes, incluyendo a Diana Krall y Norah Jones.
En 1990, poco antes de su muerte, Miles Davis participó en un disco suyo, You won't forget me, un raro gesto en el trompetista que nunca gustó de ninguna otra cantante de jazz y tampoco era dado a las apariciones como "artista invitada". Ocho años más tarde, Shirley grabó I remember Miles, álbum que le valió un premio Grammy como mejor cantante de jazz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.