Florida, lista para recibir el ciclón

Un veloz diluvio con vientos rugidores avanza por el sur de Florida. Es el huracán Wilma, que habrá impactado aquí dos días después de lo pronosticado, tras ensañarse con Yucatán, aunque gracias a esa permanencia en tierra llega con menos capacidad destructora a la península estadounidense. Lo hace con categoría 2, con vientos cercanos a los 170 kilómetros por hora. Es en lo que va quedando el huracán más potente, grande y desconcertante del Atlántico, ha insistido Max Mayfield, director del Centro Nacional de Huracanes.

Pese a ello, muchos volvieron a repetir la historia, dejar las cosas para el último momento. Decenas de personas acudían a supermercados y ferreterías para abastecerse de alimentos y agua y artículos para proteger sus viviendas, por al menos tres días según las recomendaciones.

Las zonas en máxima alerta son los cayos del suroccidente (con evacuación obligatoria para los cerca de 100.000 habitantes). Después las ciudades costeras de los condados por donde entraría el huracán: Monroe, Collier, Lee, Ochar Lotte, Saratosa y Manatee. Y en tercer lugar los del centro y oriente como Broward, Hendry, Glades y Miami-Dade.

Ante la relativa confianza de la gente, las autoridades, entre ellas el gobernador Jeb Bush, reforzaron la advertencia de peligrosidad del huracán e insistieron en un "por favor, por favor" para que no bajaran la guardia. El retraso del Wilma ha favorecido a las autoridades en su organización para enfrentarlo y no repetir los errores del Katrina en Nueva Orleans, según reconoció el FEMA, la agencia federal para emergencias.

Aparte de las medidas preventivas (evacuación de las zonas costeras, recogida de escombros, poda de árboles, arreglo de desagües, adaptación de refugios y alertar a la población sobre el peligro), los informes oficiales aseguran tener todo listo para cuando pase el huracán.