Concienciar en lugar de prohibir

Cuando el resto de ayuntamiento andaluces todavía no se han puesto de acuerdo con la Junta en cómo hacer frente al fenómeno social del botellón, Alcalá la Real se ha convertido en un ejemplo a la hora de gestionar el ocio juvenil. Aquí la diversión no está reñida con los programas de prevención y concienciación sobre las consecuencias del consumo temprano de alcohol y de otras drogas, y son continuos los programas de sensibilización en los colegios y en el propio botellódromo durante las noches de los viernes y sábado.

Entre ellos, "Un conductor cada noche" y proyecto Alba, dirigido a evitar el consumo en menores, en colaboración con la Fundación Alcohol y Sociedad, además de otros en los que también participa la Fundación Angaro, de Proyecto Hombre en Jaén. "Por experiencia sabemos que es más rentable apelar a la responsabilidad que recurrir a la prohibición", resalta Rafael Romero, quien ha participado en varios foros contando la experiencia de Alcalá la Real.

Una ordenanza municipal aprobada hace un año y con contenidos muy similares a la ley antibotellón que prepara la Junta es la encargada de regular el funcionamiento del centro juvenil del silo y del consumo de alcohol y comida en la vía pública.

"No hemos tenido subvenciones de ningún tipo ni, en su día, teníamos un espejo donde poder reflejarnos, pero lo que sí teníamos claro es que teníamos que afrontar el problema", recuerda el concejal de Juventud. Los arquitectos municipales han sido los encargados de dotar el edificio de todas las medidas de seguridad. Un empresario local de la hostelería fue el adjudicatario del concurso abierto para la venta de bebida y aperitivos en el silo, que dejan de venderse a las 2 de la mañana. "Pubs y discotecas nos acusaron de competencia desleal, pero el tiempo les ha demostrado que el botellódromo no les ha quitado clientela", concluye Romero.