El distribuidor atípico
Juan Roig (Valencia, 1949), el nuevo presidente del Instituto de la Empresa Familiar, es un distribuidor atípico. Mercadona, la mayor cadena de supermercados de España con una facturación cercana a 9.000 millones de euros en 2004, se asienta sobre conceptos sencillos pero revolucionarios. Roig tiene ideas claras y despliega una especial sensibilidad hacia trabajadores y proveedores. Dice ser "un tendero" y pone todos los huevos en la misma cesta: "Pero la miro todos los días".
Nunca fue buen estudiante. "El que vale, vale, y el que no, a Económicas", ha bromeado. Cursó estudios de posgrado en el IESE y se incorporó en 1977 al negocio familiar, una cadena de ocho tiendas de alimentación que había levantado su padre sobre Industrias Cárnicas Roig. Juan dirige Mercadona desde 1981, pero el salto se dió cuando compró el negocio a sus hermanos mayores, Fernando y Francisco, en 1990. Roig implicó a los 53.000 empleados de Mercadona: todos fijos en plantilla, la mayoría reside a diez minutos a pie de su centro de trabajo, las madres disponen de un quinto mes de descanso por maternidad y los centros logísticos tienen guardería.
Renunció a llenar estanterías con decenas de marcas de leche. Optó por una y la identificó como propia. Se convirtió en prescriptor. Trabaja con 1.900 proveedores y más de un centenar tienen asegurado el contrato de por vida. Mercadona prescribe todo lo necesario para "llenar el estómago de el jefe (el cliente), lavar su casa y su ropa, asearlo y perfumarlo". Y estrictamente nada más.
Roig no hace ofertas: "Los precios no se deben ajustar al máximo que admite el mercado, sino al mínimo que permite obtener beneficios". Mercadona dejó de invertir en publicidad cuando asumió el lema Siempre precios bajos, hasta el equipo de baloncesto que patrocina luce la marca de una empresa de su hermano Fernando, Pamesa.
Es grande por volumen, pero impulsó la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas) para plantar cara la patronal de grandes empresas de distribución y logró que se legislara contra la venta a pérdida, por debajo del precio de coste. Asedas también combate la libertad de horarios comerciales y nunca ha tenido voz en la cúpula de la CEOE.
Roig es uno de los baluartes de la Asociación Valenciana de Empresarios, un selecto grupo de presión de ámbito autonómico. Pero nunca ha sido protagonista. El nuevo presidente del Instituto de la Empresa Familiar es directo y, según sus colaboradores, algo tímido. Está por ver.
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