El futuro de los campesinos
El futuro de buena parte de los pobres y hambrientos del mundo pasa estos días por Ginebra. La Organización Mundial de Comercio (OMC), después de no conseguir acuerdos en Seattle y Cancún, ha decidido reunirse para llegar con los deberes hechos a la cumbre ministerial de finales de diciembre en Hong Kong. Estos días estamos inmersos en la recta final de regateos y negociaciones. Los comunicados de avances en sus acuerdos serán recibidos como una buena noticia por Gobiernos y algunas ONG. Para nosotros será una pésima noticia. La agricultura y la alimentación no deben formar parte de la OMC. Existe una razón formal y otra de fondo. La formal nos dice que la OMC no es el foro adecuado para tratar los temas de comercio internacional. La OMC es una gigantesca ratonera para los campesinos y para la sociedad en general. Uno se da más cuenta de ello cuanto más cerca está de estas negociaciones. Aquí en Ginebra vemos cómo esa afirmación no tiene matices posibles.
La segunda razón para exigir a nuestros Gobiernos que saquen la agricultura y la alimentación de la OMC es sencilla: la alimentación es ante todo un derecho humano, no una mercancía. Además de los aspectos estrictamente comerciales, existen otros muchos (sociales, culturales o ambientales) que nunca se tendrán en cuenta en la OMC. La OMC no es por tanto el marco. Desde organizaciones campesinas como la Vía Campesina se defiende una nueva forma de entender las relaciones alimentarias
entre regiones dentro del marco de la soberanía alimentaria. Fuera la agricultura de la OMC es su grito estos días. Es posible que no llegue hasta ustedes, pero aquí se está oyendo fuerte y para eso estamos aquí, para que llegue cuanto más lejos mejor.
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