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Tim Robbins: "La estrategia de la derecha siempre es la misma, callar a los demás"

El actor, Sarah Polley e Isabel Coixet presentan en Madrid 'La vida secreta de las palabras'

Elsa Fernández-Santos

La gigantesca figura de Tim Robbins se paseaba ayer por Madrid con un sombrero negro, gafas ahumadas y un i-pod en el bolsillo. El actor estadounidense presentó en un céntrico cine La vida secreta de las palabras (que se estrena mañana en España), con la actriz Sarah Polley y la directora Isabel Coixet. Robbins habló de cine ("Necesitaba un personaje así, un hombre con miedo, herido, pero con algo de esperanza") y también de lo q ue él llama -"detesto la palabra política"- cuestiones humanas. "La estrategia de la derecha siempre es la misma, callar a los demás", afirmó.

"Me gusta decir mi opinión sobre las cosas", señaló ayer Tim Robbins. "Lo prefiero a hablar de zapatos o de la ropa que llevo puesta. No me considero una persona especialmente comprometida desde un punto de vista político. Mi compromiso es como narrador, y como actor. Y desde ahí me pronuncio".

El actor y director explicó ayer que su último proyecto, Embedded /Live (Empotrados), una sátira sobre la guerra de Irak que primero llevó al teatro y que ahora ha convertido en película, no tiene distribución en su país. "Es complejo intentar explicar la situación. Yo no soy víctima de nada, no me quejo, me considero un privilegiado. Vivo en Nueva York y cuando salgo a la calle no me siento incómodo o mal. Al contrario. Ese aire de marginalidad, de voz cantante de una minoría, es algo creado por ciertos frentes mediáticos a los que les interesa crear esa sensación. Mi última película no se venderá en ninguna candena comercial, no tiene distribución. Sólo se ha emitido en alguna televisión y ahora por Internet. Tampoco ha salido una sola crítica sobre ella. Nada. Silencio absoluto. He tenido absoluta libertad para hacerla. No hay censura explícita. Tampoco existen listas negras. Pero lo que es cierto es que la derecha lleva años desarrollando su eterna estrategia: callar y aislar a los demás. Es su manera de hacernos creer a todos que somos una minoría, que somos unos pocos, cuando lo cierto es que la minoría, poderosa y rica, pero minoría, son ellos. El resto somos la mayoría y sería imperdonable dejarse intimidar y permanecer inmóviles".

Isabel Coixet explicó que para ella es fundamental trabajar con actores que tengan "ideas y opiniones". "Cuando yo veo a Sarah Polley actuar no veo sólo su interpretación, veo también todo lo que piensa".

"Después de rodar Mystic River con Clint Eastwood necesitaba un personaje antídoto", explica Tim Robbins. "Por eso quise hacer esta película, porque habla de las heridas, pero lo hace desde la esperanza. Dos personas descubren las heridas del otro, muestran su dolor y se salvan".

Una mujer víctima de una guerra atroz y un hombre enfermo se encuentran en un lugar en principio nada idílico: una plataforma petrolífera. Robbins es un operario que ha sufrido graves quemaduras por todo su cuerpo. Ciego e inmovilizado, recibe los cuidados de una enfermera (Sarah Polley) triste y cabizbaja. "El personaje de la chica lo escribí con Sarah en mi cabeza. Al pensar en él, imaginé un hombre mujeriego, con mucho mundo, alto y fuerte. Por eso pensé en Tim Robbins", recuerda Coixet. "Él aportó muchos detalles nuevos, como los tatuajes, el pendiente... Son dos personas heridas por razones muy distintas. Ella es una mujer que se defiende con el silencio y él es un hombre que se defiende con las palabras", añadió la guionista y directora.

"Lo que me interesa de las personas que han vivido una situación extrema no es saber qué les ha ocurrido, sino cómo sobreviven. De pequeña recuerdo que me fascinaban las historias de los campos de concentración. Pero siempre surgía la misma pregunta: ¿Por qué nunca había imágenes de nadie esperándoles fuera? ¿Qué vida les esperaba a partir de ese momento? ¿Qué clase de nueva tortura y maltrato empezaba ahora? ¿Cómo se sobrevive? Siempre digo que esta película es un cuento de hadas porque creo que lo único, además de la justicia, que ayuda a sobrevivir es el amor".

"Soy una persona muy pesimista", confiesa la directora, "pero con mucho sentido del humor. Hasta en las situaciones más trágicas encuentro algo divertido. Es algo extraño". "Isabel ha cambiado mi perspectiva de este trabajo", explicó Sarah Polley, "ha logrado que no me sienta observada al actuar. Ella crea un ambiente muy seguro a su alrededor. Parece que nadie te está mirando".

La canción más triste

Isabel Coixet dice que cuando encuentra un buen título ya tiene la mitad de la historia. "Detrás del título suele estar gran parte de lo que quiero contar. Aquí quería hablar de las palabras y del dolor que se encierra detrás de ellas". La directora de Mi vida sin mí recordó ayer cómo durante el rodaje de La vida secreta de las palabras, ella, Tim Robbins y Sarah Polley hacían concursos de quien encontraría la canción más triste para la película. Ayer el actor bromeaba con ellas al dejarles escuchar algunas de las canciones de su reproductor de música.

En la banda sonora del filme hay canciones estremecedoras de Antony & the Johnsons y Tom Waits. "Pearl Jam no pegaba mucho en esta película, aunque les aseguro que su último disco es genial", afirmó el actor al referirse a uno de sus grupos favoritos, cuyo líder, Eddie Vedder, creó algunas de las canciones más intensas y hermosas de Pena de muerte.

"A mí me gusta mucho escribir canciones", aseguró ayer el actor, "pero son canciones sobre amor y sexo, de meterse en problemas... canciones de rock & roll

".

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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