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LA REFORMA DEL ESTATUTO CATALÁN

La izquierda convierte el debate en una moción de confianza

Enric Company

Los tres grupos parlamentarios que apoyan al Gobierno de Pasqual Maragall aprovecharon el debate para proyectar una imagen de unidad en torno al presidente tras las turbulencias del fin de semana por el aplazado reajuste del Ejecutivo catalán. Uno tras otro, los diputados que hablaron en nombre del Partit del Socialistes (PSC), Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa Verds (ICV) ratificaron su confianza en el presidente.

Era lo que el líder del primer grupo de la oposición, Artur Mas, de CiU, reclamaba desde el domingo, cuando se hizo patente que Maragall había perdido su primer pulso con los tres partidos del Gobierno. En una de sus intervenciones, el primer consejero del Gobierno, Josep Bargalló, con el que el presidente catalán se repartió las respuestas, lo manifestó abiertamente. La votación de las resoluciones, "reflejará", dijo, el apoyo con que sigue contando el Ejecutivo, "por lo que no hace falta moción de confianza".

El apoyo de los grupos, no obstante, vino acompañado también por la ratificación del Pacto del Tinell, de diciembre de 2003, que alumbró la coalición; y la consiguiente advertencia a Maragall de que tiene que respetar el reparto de poder entonces acordado.

Respeto a los espacios

Especialmente explícita en este aspecto fue la advertencia formulada por el líder de ERC, Josep Lluís Carod. Además de sus aspectos políticos y programáticos el Pacto del Tinell contiene también, recordó, "la negociación de espacios" para cada partido "que hay que respetar". "Y si se han de modificar ha de ser de manera negociada", sentenció. Carod no se mostró contrario a una remodelación, pero pidió que no haya "movimientos bruscos", sino "calma, prudencia y seny", además de estricto respecto al pacto.

En términos también muy claros, el portavoz del PSC, Miquel Iceta, definió su propia intervención en el debate como una demostración de confianza del Grupo Socialista a Maragall. Y el de Iniciativa Verds, Joan Boada, señaló: "Sepa que tiene la confianza de nuestro grupo". Esto no fue obstáculo para que Carod, Iceta y Boada defendieran la continuidad de todos los consejeros de sus respectivos partidos, uno por uno, incluidos aquellos a los que Maragall ya ha comunicado que no contará con ellos.

La respuesta de Maragall a todos fue ratificarse en su voluntad de proceder al reajuste, aunque aceptando las condiciones del Pacto del Tinell, del que dijo que, para él, es "sagrado", y las exigidas por Carod, Iceta y Boada. Repitió varias veces que es su prerrogativa como presidente y que no piensa renunciar a ella.

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