El líder de la Liga Árabe viaja a Irak para impulsar una conferencia de reconciliación nacional
"No voy a Irak en representación de ninguna comunidad ni para defender a unos frente a otros", ha declarado a este diario el secretario general de la Liga Árabe, Amer Musa, en vísperas de su controvertido viaje a Bagdad. Para muchos iraquíes, esa visita, la primera desde la expulsión del poder de Sadam Husein por el Ejército estadounidense, llega demasiado tarde. Se quejan de que la Liga Árabe silenció los crímenes del dictador y no ha apoyado al nuevo régimen que le ha sustituido.
"Al contrario, la Liga Árabe fue la primera en aceptar un Consejo de Gobierno, que despertó tantas sospechas, y le pedimos que ocupara el sitio de Irak como forma de legitimar el cambio, lo que abrió las puertas a su reconocimiento internacional", defiende Musa en su despacho de El Cairo. "Hace un año, en Sharm el Sheij, lanzamos una iniciativa en la que ya subrayamos la necesidad de una reconciliación nacional y de que no se jugara la carta de sectas, comunidades, razas... Es un juego muy peligroso que debe acabar. Y ha llegado el momento de que vayamos y hablemos sobre nuestra iniciativa y lancemos una conferencia de reconciliación nacional que reúna a todas las facciones", añade.
Sin embargo, chiíes y kurdos están convencidos de que la Liga Árabe está del lado de los árabes suníes y sólo verían útil su mediación si fuera para convencer a esa comunidad de la necesidad de que acepte el proceso político. Lo sabe y quiere despejar cualquier duda. "No apoyo a ninguna comunidad y no puedo discriminar entre chiíes y suníes, entre kurdos y árabes o entre cristianos y musulmanes. Es una convicción personal y la voy a mantener", subraya.
En cualquier caso, ésta parece ser la misión más difícil de su carrera. La delegación que preparaba su visita fue atacada el lunes de la semana pasada, en lo que fuentes de la Liga interpretan como "una advertencia". Musa intenta quitar importancia al incidente. "No sabemos quién fue. No es demasiado importante. Lo que ocurrió, ocurrió. Es algo que sucede a diario en Bagdad, pero no va a cambiar nuestra política", asegura.
Varios dirigentes iraquíes también han considerado muy desafortunadas unas recientes declaraciones de Musa en las que afirmaba que Irak estaba al borde de una guerra civil. "Es nuestro mayor temor", confía antes de aclarar que lo que dijo fue que "esa posibilidad estaba en el aire". "Lo tradujeron mal al árabe y no me molesté en aclararlo porque el peligro está ahí, por remoto que sea. Tal vez la amenaza no sea inmediata, mejor. Es nuestro temor, nuestra preocupación, y por eso estamos intentando ayudar", insiste.
Algunos medios iraquíes también han dado a entender que entre sus planes se encuentra visitar a Sadam en la cárcel. "No, ¿por qué debería hacerlo?", aclara convencido de que se trata de una campaña de desinformación de quienes intentan sembrar dudas sobre su misión. "En lo que a nosotros se refiere, no veo que tenga ningún interés ver a Sadam Husein", zanja categórico.
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