Guerra de cifras sobre la participación en el referéndum

La Comisión Electoral anunció ayer que va a auditar los resultados inusualmente altos del referéndum en algunas provincias, tras las denuncias de varios diputados suníes de que chiíes de otras zonas se habían desplazado a votar en ellas. No está claro hasta qué punto esto afectará a los resultados, pero además de retrasarlos pone de relieve el peligro de que la comunidad árabe suní no los acepte. Algunos de sus representantes ya están hablando de fraude y, a falta de datos oficiales, se ha iniciado una guerra de cifras.

De momento, la Comisión ha desmentido las informaciones filtradas a la prensa el día anterior, según las cuales la provincia de Nínive había votado sí en el referéndum constitucional del sábado. Sin embargo, el no no ha alcanzado el umbral de los dos tercios requerido para bloquear la aprobación de la Carta Magna (siempre que se dé en al menos tres provincias).

Finalmente, de los 778.000 votantes de Nínive, 424.000 se inclinaron por el no y 353.000 por el sí, pero hubieran hecho falta 519.000 para que ese no hubiera contado como veto. Se confirma el voto negativo de Al Anbar (99% del 90% que acudió a las urnas) y Saladino (70% del 80% de votantes). Sin embargo, sigue sin haber datos consolidados de Diyala, la otra provincia con preponderancia árabe suní y donde se daba por seguro el triunfo del sí.

Aunque con los datos que se conocen parece improbable que los árabes suníes logren frenar la aprobación del texto constitucional, los porcentajes también son importantes. "Hace falta un resultado claro", reconoció ayer a este diario un miembro del equipo de la ONU que asesora a la Comisión Electoral. "Si no se logran un sí o un no indiscutibles, vamos a tener problemas", admitía consciente de los intereses y sensibilidades en juego.

Las comunidades chií y kurda, que suman un 80% de los iraquíes, respaldan de forma mayoritaria la Constitución. Sin embargo, los árabes suníes se oponen visceralmente a ella.