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Entrevista:RICARDO AROCA | Decano de los arquitectos

"Hemos logrado mitigar el impacto de las obras de la M-30"

Ricardo Aroca Hernández-Ros, decano del Colegio de Arquitectos de Madrid desde 2002, abandonará la dirección del colegio madrileño si consigue la presidencia del Consejo de Colegios de Arquitectos de España, a cuya elección concurre como candidato el próximo 2 de noviembre. Por haber interrumpido su mandato al tercer año de los cuatro que le corresponden, su decisión ha causado sorpresa entre sus compañeros. La institución que preside ha desempeñado, en ocasiones, un papel crítico hacia proyectos de la Administración municipal o regional, como las obras de la M-30 y la rehabilitación del Centro.

Pregunta. ¿Le ha pedido algún político que se presente al Consejo de Colegios de Arquitectos?

"La rehabilitación del centro de Madrid, al menos por el momento, se ha quedado más en las palabras que en la realidad"
"La construcción es una industria muy dispersa y atomizada, por lo que cada promotor procede un poco a su aire y cada edificio es un invento "

R. Si me lo hubiera pedido, me lo habría pensado mucho antes.

P. ¿A qué se debe su decisión?

R. Hay dos razones. La primera es que el próximo año, la profesión se juega mucho más en el Consejo que en el Colegio de Madrid.

P. ¿Por qué?

R. Porque es preciso desarrollar, desde el Consejo, el Código Técnico de la Edificación. Además, se van a modificar los Planes de Estudios de la carrera de Arquitectura para adaptarlos a las directrices del proceso de Bolonia. Lo que suceda, pues, con los arquitectos y con la arquitectura dependerá de que estos procesos culminen de la mejor manera.

P. ¿Y la segunda razón?

R. Por un criterio calvinista, que aprendí de mi padre. Si se tiene conciencia de que algo va mal, es necesario intentar arreglarlo.

P. ¿Figuraba en su programa electoral presentarse a la presidencia del Consejo de Colegios?

R. No. El tema del desarrollo del código ha surgido ahora. Era un asunto absolutamente imprevisto.

P. La presencia de decanos de Madrid en la presidencia del Consejo ha sido, históricamente, difícil.

R. El último presidente colegial que procedía del Colegio de Madrid fue Luis Gutiérrez Soto, a finales de los años cincuenta del siglo XX.

P. ¿Huye de alguna quema en Madrid o más bien considera su decisión como un salto adelante?

R. No hay ninguna quema. Además, si no consigo la presidencia del Consejo, proseguiré como decano el año de mandato que me queda. El Código Técnico de la Edificación me interesa mucho. Se trata de desarrollarlo mediante Documentos de Aplicación, que van a fijar una plataforma de procedimientos básicos de construcción. Es una especie de protocolización de la actividad en la construcción, perdone por el palabro.

P. ¿En qué medida el Código Técnico de la Edificación puede afectar al ciudadano?

R. Su aplicación debería traducirse en un aumento de las garantías para quien adquiera una vivienda, y en una reducción de las patologías y los problemas de la construcción.

P. ¿Qué patologías son ésas?

R. La mayor parte de la construcción en España es a pequeña escala. La media es de 18 viviendas. Contrariamente a lo que suele pensarse, las grandes contructoras no realizan el grueso de la construcción, sino más bien los promotores pequeños. Además, la construcción es una industria muy dispersa y atomizada, por lo cual cada promotor procede un poco a su aire y cada edificio resulta ser en sí mismo un invento. Como consecuencia del Código Técnico, se obtendrá una protocolización que procurarará una mayor calidad, como ha sucedido con los protocolos para el ejercicio de la medicina.

P. ¿Qué obtienen los arquitectos?

R. Ahora, cualquier proyecto requiere definirlo todo. La burocracia es inmensa. Confío en que los profesionales no tengamos que inventarlo todo, sino sólo lo más jugoso de cada plan de edificación.

P. Desde el Club de Debates Urbanos, que presidió, hasta el decanato de los arquitectos, usted criticó actuaciones del Ayuntamiento o la Comunidad. ¿Cómo influirá su marcha en ese control ciudadano de la actividad oficial?

R. Desde el Colegio de Madrid hemos presentado dos recursos contra las obras de la M-30, que, como muchos madrileños, considero un disparate. Los jueces tardaron mucho en tramitar nuestos recursos. Luego se nos dijo que ya era demasiado tarde para detener las obras. Sin embargo, pese a nuestra fuerte oposición, hemos llegado al entendimiento a la hora de redactar instrumentos de planeamiento que mitiguen y hagan más suave el impacto de la operación M-30 sobre la ciudad. Algo es algo.

P. ¿Qué herencia, en luces y sombras, deja a sus sucesores?

R. El colegio cuenta con una buena imagen.

P. ¿Y las sombras?

R. La informatización de los procesos de visado de proyectos ha presentado muchas dificultades, con retrasos de hasta 25 días. Pero ahora estamos en dos días de plazo, aunque reconozco que eso falló anteriormente.

P. ¿Cómo han sido sus relaciones con el Ayuntamiento?

R. Duras, en algún momento, pero no tensas. Con el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, pese a nuestras divergencias, siempre he tenido una buena relación.

P. ¿Principales diferencias?

R. La rehabilitación del Centro y las obras de la M-30.

P. ¿Por qué?

R. Porque no consideramos la necesidad de esas obras y recelamos de su relación coste/beneficio. Además, hay muchas cosas que deberían hacerse y que, tras esas obras, no podrán hacerse nunca más. Asimismo, se han destinado tantos recursos a la M-30 que se han hipotecado demasiadas cosas necesarias para la ciudad.

P. ¿Cuáles?

R. La rehabilitación del centro de Madrid que, al menos por el momento, se ha quedado más en las palabras que en la realidad.

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